Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20140831

Dolor de cabeza

Relato inspirado en "Paper Trails" - Darkside


La camioneta debía de mantenerse limpia, ¿qué era ese olor? ¿Habrán metido a los perros sin su consentimiento? En esas idas a natación de los niñas seguro. Rosa María no se daba cuenta de que no era ninguna falta de respeto hacia ella el hecho que no reconocía en su carro grande aquel olor a asientos de cuero y aire acondicionado, reconociendo únicamente el cambio de humor que le había causado. Ya le habían, los niños, amargado su ida al súper y encima estaba todavía todo lo que tenía por hacer. ¿Se habrá tomado las pastillas para la presión? Recordaba su lista de súper, ubicándose en los pasillos, llenando la carreta, pero no recordaba si se había tomado las pastillas, y no se sentía bien, el dolor de cabeza creciente. Ojalá no vaya a pasar a mareos en medio de la incomodidad de la Torre, justo sobre la Avenida Las Ámericas, encima de que iban a ser las 5 de la tarde y el tráfico era tal en la ciudad que había sido su hogar por la mayor parte de su vida que iba a agotar con su paciencia. Un día más, un día a la vez.

Por lo menos esta vez no cocinó ella. Las niñas tenían antojo de pastel azteca de su mamá, pero Rosa María ya había dado órdenes de que se recalentara la paella de la cena que había dado hace dos días. Que qué rico te quedó, Rosa María, y ¿quién lo decoró? Pues, ella, ¿y quién más? Esto es lo que ella hace, esto que se alcanza a ver: la elección de la vajilla, las flores, los arreglos, la combinación de los manteles con las servilletas con los portaplatos, y el trabajo en la cocina del que siempre se queja pero no puede negar. Porque es lo que más le gusta, es lo que produce y lo que más consume.

Acostada en la cama, no sabe qué pensar de que mañana empieza su curso de cocina en el IFES de Guatemala. Si no fuera por Raquel, que conoció a través de amigos del trabajo de Miguel, no habría encontrado esto del diplomado en cocina y decoración de eventos. ¿Quién sabe? No va a ser como en la universidad, entonces no sería una carrera sin terminar. Será eso, un curso que va a completar, o una serie de cosas nuevas. Rosa María no anticipa ni imagina la cantidad de trabajo en grupo y la producción extensa de recetas propias. No concibe la imagen de todas las noches que va a llegar a su casa a pedirle ayuda a sus hijas a transcribir sus recetas a la computadora, explicando que es para su recetario. Ni puede ver los rostros de los personajes nuevos que se le sumarán a su vida, que en las tardes de cocinar en la casa de Rosa María y Miguel llegarán a ser caras conocidas para las niñas, las hijas. Tampoco ve venir esas risas de complicidad, su manera tan cercana de hablar de otro, de alguien meno; lo que viene de un intercambio en base a interés, cosas que enseñar, cosas que aprender, todo lo que encuentras cuando dejas algo.

Rosa María descansa en su cama matrimonial, lentes engordados por la miopía de los años, camisón escondido debajo de su cobija, brazo que cambia los canales reposando en la almohada, y no sabe qué esperar del IFES y de mañana. Ya, por lo menos, fue al súper y salió de otros mandados pendientes. Ya, por lo menos, sabe que se tomó su segunda pastilla y el dolor de cabeza se ha diluido un poco

entre otra noche normal de día semana donde los Méndez. Las niñas entran, con cosas que decir y que pedir, tentadas a acostarse con sus papás; pero a Rosa María le duele aún la cabeza y les dice que vayan a dormir. Rosa María y Miguel no se van a dormir todavía, pero es como que si hicieran de caso de que el otro está dormido, ausente.




20140820

Doña Yolanda

Relato inspirado en "Le Festin" de Camille


Doña Yolanda era una abuela con corazón de gran dama y maneras de señorita. Sabía Francés e Inglés, estudió en California en su juventud, tuvo su boda exagerada de encajes con luna de miel en México y autógrafos de Pedro Vargas, era socia del Club Tecleño donde me llevaba a comer copas de sorbete con merengue y tenía citas semanales con sus amigas del Colegio de monjas de donde había salido para ir a tomar el té y conocer a los nuevos nietos de las demás (por supuesto, yo, como buena nieta celosa que era, tenía la obligación moral de romper las fotos de estos nietos ajenos porque no me podía consentir sino sólo a mí), tuvo que aguantar miles de queridas de parte de mi abuelo con la mirada digna y orgullosa y era asidua lectora. Pero no conseguía cocinar. Se le quemaba el agua del café y doraba los fideos en aceite sin cocerlos.

Decía que su único arrepentimiento era no aprender a hacerse pasteles para saborearlos cuando quisiera.


Tenía debilidad por las cosas dulces: íbamos a comer melocotones flameados a su restaurante favorito, a ver el carrito de los postres y escoger entre un cardenal con fresas, un pastel de queso, un trozo de Selva Negra o un flan de coco bañado en caramelo mientras el mesero me llamaba por mi nombre y me daba una rosa y un dulce.

Más avanzada en su edad, mi abuela escondía turrones de Alicante con almendras en sus gavetas, lo que perfumaba su ropa con un olor a miel y yo iba a abrir las cajas para sacar trozos poco a poco sin que se diera cuenta y luego compartirlos con el resto de la familia. Los atesoraba con devoción obsesiva, más valiosos para ella que collares falsos y joyas de fantasía.

Oía a Mario Lanza y Plácido Domingo, a Frank Sinatra y a Nat King Cole... Se perfumaba con Yves Saint Laurent y Chanel, pero sus cremas favoritas eran sencillas y sin marca. Todos sus ungüentos la hacían oler a nata con azúcar y vainilla. Ahora la vainilla tiene su nombre.

Extraño sus manías de reina, sus manos suaves y nudosas, sus abrazos justo antes de acostarme cuando  recitaba de forma dramática partes del "Nocturno a Rosario" (... Adiós por la vez última, amor de mis amores, la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores, mi lira de poeta, mi juventud.. adiós!) y sus mimos.

Me dejó el romance y la nostalgia, el orgullo y el silencio placentero de leer un buen libro o saborear un buen chocolate, las aspiraciones de artista y la placidez de saberme querida y única. Por ella, los suspiros no son sólo una forma de respirar, son la nostalgia transformada en azúcar y merengue.

Senderos de palabras














Relato inspirado en Paper Trail de Darkness 

better go back rhythm inside better go back here inside no quiero quererte quererte no quiero querer no resquebrajarme en la penumbra deshacerme en mil pedazos que van quedando en la querencia en lo que era en lo que fue en lo que pudo haber sido no quiero quererte no quererte quiero no despedazarme cada noche cada mañana cada recuerdo cada fecha cada canción que acompaña a la inevitable melancolía a la inevitable puerta que se cierra cada vez más un poco un pedazo más y nada lo que a tu lado era la sonrisa que le ponías a mis días con el simple acto de respirar a mi lado de pasar tu mano por mi espalda de desmadejar la madeja de mi pelo rebelde y con causa la sonrisa sí las ganas de bailar por todo el cuarto envuelta en una sábana las ganas sí de dejarme llevar enloquecida al baño a las cuatro paredes cerradas en donde el amor sonaba con todas su fuerza con todos sus ayes y quejidos y murmullos con todos los ecos de lo que era y quería ser y no ser o dejar de ser no quiero quererte no quiero no más ni menos revolcarme en los recuerdos del olor de tu piel de mis piernas enrolladas en tu cintura de las ganas de que nunca salieras nunca salieras nunca salieras nunca salieras de allí nunca saliéramos de allí de tu lengua bajando y tus dedos entrando de las paredes interminables que conocieron cada pliego de mi cuerpo mi silencio mis ganas de esconderme mis ganas de vos y vos y vos no quiero quererte no no más ni menos no quererte nunca más no pensarte no recordarte no dolerte no mencionarte no respirarte allí a la par y en silencio en el silencio de la persona que sos y la que eras en el silencio del olvido sin memoria en el silencio de otro amor de otra historia de otro querer que no quiero quererte no más y no quererte y la respiración entrecortada la respiración y los cuerpos temblando y el agua y la noche y las madrugadas y todo el tiempo que nos debimos y nos bebimos y nos cantamos y nos bailamos y entrando otra vez y otra canción y tanto más y más si te acercas un poquito más me meteras en ti más si te sueño más ya no podré dormir nunca jamás así susurrándote y la pared la pared la pared y las manos y rendirse y redimirse y dejarse dejarte dejarme y tus manos apretando y tus manos jalando y mis manos resbalándose y mis manos manos manos manos arañando y apretando porque quería porque tu cuerpo moviéndose desnudo por el cuarto y tu espalda ancha silueteándose en la ventana y salir entrar salir entrar volver salir entrar y hablar hablar cantar canciones sin remedio the grass green but the sun is blue y callarme con un beso con más ganas y ganas de pelos confundidos de marañas inmarañables de te quiero arriba y voy a entrar y no así soy y no quiero quererte más no quererte no desquitate conmigo ahora me puedes usar pero no quiero no más no me puedes amar no más no pudiste no pude no pudimos no pude y no quiero quererte no no más no más entre las lágrimas regadas entre el no entender cómo pudo pasar esto cómo diablos putas se puede seguir revolviendo el cariño las querencias innombrables los sentimientos como son y no se puede las cosas que fueron las que ya no son las que nunca pudieron y el cuerpo no queriendo hacer más planes no queriendo involucrarse el cuerpo queriendo pero no el cuerpo no queriendo entregarse más de lo que estaba no queriendo hacer planes no queriendo acostumbrarse a tu cuerpo a tu espalda ancha al olor de tus manos  al sabor de tu saliva al rumor de tus pensamientos al color de tus palabras no queriendo no no quería mi cuerpo acostumbrarse a tu piel a los milímetros que nos separaban a que me vieras así desnuda, desnuda y del alma, desnuda de los pensamientos y no no quiero quererte no más no and far away a big trail in a mountain you'll find a way you'll find a way you'll find a way  y no no quiero quererte. No.

20140815

Nada bajo mis pies...

A Darkside
 Porque nunca hay nada escrito



Relato inspirado en Papel Trails de Darkside.

Entró al cuarto, estaba oscuro... en realidad ella sabía que le parecía oscuro porque venía de la luz y entrar a la oscuridad es solo el reencuentro con lo desconocido. Sabía bien lo que hacía, tenía miedo y a la vez no.

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¿Qué es sentir miedo? Siempre supe ser fuerte, me enseñaron a ser valiente. No se me permitieron las lágrimas. Fui de hierro.
¿Qué es sentir miedo? ¿qué hay en el acelerado palpitar de mi corazón? ¿por qué se desliza este frío sudor en el cuenco de mi espalda?
¿Qué es sentir miedo? Esto que es indiscriptible y que se aloja a mi costado izquierdo del pecho. 

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La tiniebla la envolvió, sus ojos se reajustaron al nuevo tono de las cosas, incluso sintió el leve cambio de temperatura, el cuarto estaba tibio. Escuchó sus pasos y la repetición de estos... el cuarto tenía una caja de sorpresas que incluía un eco.

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Las instrucciones fueron claras, "no lleves nada". Obedecí, dejé mi armamento en casa y emprendí el viaje. Fueron 8 horas, tuve que cruzar el país practicamente, es una ventaja vivir en un país tan pequeño. No dije mi destino a nadie. Si muero tardarán varios días en saberlo. Es lo malo de desaparecer por temporadas. Nadie se extrañaría de mi ausencia.

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Barrió la habitación con la mirada, como le enseñaron desde niña, ubicó las cosas importantes: una mesa, un armario antiguo y pesado, la puerta de un baño entreabiera, por la que entraba el único halo de luz que le ayudaba a ubicarse en la habitación, una cama amplia. Estaba tan cansada por el viaje que inició en la madrugada de aquel día que tuvo el instinto de tocarla.

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Qué difícil es empezar todo de nuevo. Creo que me he desacostumbrado a una vida real desde hace tiempo, porque lo que menos tengo es tiempo. No debo quejarme, me han entrenado para eso, para siempre trabajar, para siempre velar por la seguridad de otros, para ser fuerte, no para reiniciar mi vida.

Qué difícil es empezar todo de nuevo. 

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Caminó hacia la cama, a la vez que se quitó la camisa, la dejó caer a su lado, su piel reaccionó ante la sensación térmica, se sacó los zapatos, unos viejos tenis que eran cómodos no tanto por su marca, sino por el uso. Siempre encontró tranquilidad en los breves momentos en los que podía andar solo en jeans y el torso desnudo en casa. Amaba estar descalza.

Cuando llegó a la orilla de la cama lo sintió. Unos brazos la estrecharon por atrás, ella no lo vio venir. Su leve reacción de instinto de autodefesna encontró la firmeza y delicadeza de un susurro... "calma, soy yo".

Sintió los labios de donde venía el susurro posarse sobre su hombro derecho e iniciar el recorrido lento hacia su cuello. Sintió que tenía un bigote de puntas recotadas, se estremeció en el recorrido que le pareció eterno, cuando llegó a la base de la nuca volvió a escucharlo, "te estuve esperando", ella cerró los ojos y en ese instante fue conciente del peso de aquellas manos que habían hecho el recorrido exacto hasta posarse en sus caderas.

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No importa el largo recorrido, al fin había llegado, pensó él.

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No supo en qué momento sucedió, pero de pronto se dio cuenta, sus pies no tocaban el suelo. Supo que así sería siempre... no importaba si ese "siempre" durara unas horas, unos días, unos meses o unos años. "Siempre".

Nunca habría nada bajo sus pies a su lado, nunca firmarían un papel, nunca nada quedaría por escrito. "No importa" pensó mientras sintió el oleaje de su propia sangre llegando a sus mejillas y orejas.

20140809

De contratos y otras cosas...




          Este lunes nos inspiramos en... "Paper Trails" por Darkside

          "Paper Trails” es la expresión en inglés para eso que en español se conoce como “dejar las cosas por escrito” o "dejar rastro de una convesación" … que es lo que esta vida moderna nos ha enseñado: las únicas garantías que valen son las que dejamos en papel, en correo electrónico, en algún medio donde se pueda tangibilizar lo acordado y evitar malos entendidos o faltas de compromisos posteriores… Creo que soy chapada a la antigua, donde una parte de mí aún confía en el poder de la palabra, en el honor y el orgullo personal, en esos "pactos entre caballeros" - citando a Sabina - , en esos compromisos hablados entre copa y copa, donde todo es espontáneo y honesto no muere en la burocracia de papel que "significa" algo. 

          ¿Qué me encanta de esta canción? La espontaneidad de este dúo de músicos que “pactan” en el momento de hacer música en vivo: es algo que nace en la espontaneidad y no se somete a un guión prefabricado, a ningún idealismo de "así debería de ser siempre", sino que es una expresión libre, que experimenta, que crece y que sorprende.


          Espero que Nicolas Jaar y Dave Harrington inspiren muchas historias libres y espontaneas, que más que un rastro en papel, cuenten historias sin contratos ni convenciones. 

          Como me dijo la K-R hace una semana: "que tengo que salirme un poco de mis tablas de excel y mis marcos estructurales del día a día”, o al menos, eso le entendí yo :)






20140808

Sebastián

Para vos,
que me has hecho cocinar y vivir.

Llegaste hace poco más de siete años a esta vida. Eras una criatura pequeña y escurridiza que tuvo que pasar once días en una incubadora antes de ir a casa con nosotros. La primera vez que te vi, alejada por el vidrio de la nursería y las paredes de tu incubadora, lloré. Lloraba porque creí que te ibas a morir. Me sentí muy triste porque eras tan frágil y vulnerable. No sabía que no solo te pareces físicamente a mí, también heredaste mi necedad y en algún momento decidiste no morirte.

Al fin pudimos llevarte con nosotros a nuestro hogar. Aunque hacías tus mejor intento en no morir de las múltiples enfermedades propias de esa edad, aún no nos enterábamos que no podías comer cualquier cosa. El doctor dijo que si comías como lo hacía normalmente otro niño, entonces si, entonces morirías en medio de un doloroso retorcijón. Entonces afinamos todos los detalles y mientras cocinaba tus alimentos siempre me acompañaste, preguntando qué era cada utencilio, cada ingrediente, pasándome con tus manitas todo lo que iba necesitando para cocinar.

Vos siempre has sido el amor. A secas, sos el amor. No solo mío, aunque no seas mío, aunque no hayas estado dentro de mí, no importa, desde que naciste estás dentro de mí y ahora comparto este texto que espero que leas cuando seas adulto, que aprendas a cocinar y les preparés a tus hijos lo que tanto te gustó comer de pequeño.

Querido Sebastián: El dolor y la tristeza no son eternos, te lo prometo y lo digo con propiedad, con concimiento de causa. El dolor y la tristeza se van justo cuando logramos hacer algo que alimente a otra persona, a ese que tenemos más cerca. Vení, vamos a cocinar.




Edad: 1 año

Puré de manzana con canela y miel

Ingredientes:

1 o 2 manzanas maduras
1 raja de canela (preferiblemente bien entera y sin astillas)
1 cucharadita de miel.


Preparación:

Ponga las manzanas a hervir con agua suficiente para cubrirlas, previamente puede pincharlas con un cuchillo, junto a las manzanas colocar la canela.
Cuando hayan hervido las manzanas y la canela hay soltado su color rosa tan hermoso, saque las manzanas y quíteles la cáscara. Con un tenedor deshagalas, haciendo un puré. Cuando ya tenga el puré añada la miel y revuelva muy bien.
Coloque el puré en recipientes de vidrio y refrigere, duración: una semana o hasta que el infante en cuestión se lo acabe.



Edad: 3 años

Ternera en salsa

Ingredientes:


  • 1 lb. de lomo de ternera
  • 1 zanahoria
  • 1 cebolla
  • 300 ml. de caldo de verduras
  • 100 ml. de vino blanco
  • Sal
  • Pimienta negra molida
  • Aceite de oliva
  •  








Preparción: 
Para preparar la ternera en salsa empezaremos por cortar el lomo de ternera en dados. Cuando lo tengamos cortado lo reservamos mientras preparamos el resto de ingredientes.

Ponemos una olla al fuego con una poquito de aceite. Pelamos la cebolla y la cortamos en juliana. Pelamos también la zanahoria y la cortamos en dados. Agregamos ambos ingredientes a la olla con una generosa cantidad de sal. En unos cinco minutos, añadimos la ternera en dados y dejamos que se dore.

Cuando la carne esté dorada, agregamos a la ternera en salsa el caldo de verduras y el vino blanco, y dejamos reducir. Una vez que la salsa haya reducido, probamos para que esté correcto de sal y añadimos más si fuese necesario.

A la hora de servir, agregamos un poco de aceite de oliva por encima de la ternera en salsa, para que el sabor sea más rico.





Edad: 5 años

Macarrones "a la KR"

Ingredientes:

1 paquete de macarrones (a mí me gustan los linguinis)
7 tomates grandes y bien maduros
1 chile verde

1 diente de ajo
1 cebolla pequeña picada
1/2 lb. de carne molida
orégano
sal y pimienta
aceite de oliva
queso morolique rallado


Preparación

Primero cocine la pasta en una olla con agua y un chorrito de aceite, cuando esté hirviendo añada sal y hojitas de orégano. Escurra y reserve.

En otra olla ponga a cocer agua y cuando esté hiviendo, eche los tomates, durante 5 minutos, sáquelos y pélelos. Ya pelados, pongálos en la licuadora, junto con el chile verde. Licúe bien hasta tener una salsa, si queda rala, puede añadir una cucharadita de maicena.

En una cacerola grande, con un poquito de aceite de oliva, fría la cebolla y el ajo, yo le saco el ajo porque qué feo que le salga el ajo a la gente en el plato, añada la carne desmenuzada y sofría, añada sal, pimienta. Cuando esté bien cocida la carne añada la salsa de tomates y termine de cocinar. Cuide que sea más salsa que carne.

Añada los macarrones y revuelva hasta integrar muy bien todo. Cuando sirva, espolvorée queso morolique rallado, puede ser casi cualquier tipo de queso, pero no recomiendo el duro viejo porque no es muy agradable su olor.





Edad: 7 años

Atol de elote

Ingredientes:

10 elotes tiernos
1 litro de leche
Azúcar y canela al gusto

Además... 5 elotes tiernos y azúcar.

Preparación:

Destuze los elotes y desgránelos, lleve los granos al molino y dígale al molinero que lo quiere como para atol.

Al regresar a su hogar, ponga la masa de elote con la leche a hervir, con suficiente canela, vaya agregando azúcar a su gusto.

No debe dejar de mover el atol, porque se corre el riesgo de que se ahume, eso le daría un sabor y olor muy feo.

Se estarán preguntando para qué los 5 elotes adicionales, es fácil... ponga a hervir los dichosos elotes con azúcar, hasta que estén bien blanditos, sáquelos, déjelos enfriar y desgrane los elotes, estos granitos de elote serán para añadir al atol a la hora de servir.


20140805

Canción de Amor

 
















 Escena Uno.

Érase una vez una tarde, una tormenta que se deslizaba escandalosa por la ventana y un montón de ingredientes para un festín al que nadie estaba convidado.

Días de eso, días de la querida madre con la misma cantaleta de siempre, con las típicas recriminaciones para una veintiochoañera como yo, sin una pareja fija, sin un hombre en el que depositar mis futuros y mis realizaciones como mujer. Mientras yo deletreaba mis ingredientes para juntarlos y darles sentido, érase la misma canción de la querida madre...

qué cuando sentar cabeza
qué cuando un novio formal
qué cuando hijos y nietos
qué cuándo una casa en serio

La misma de siempre, cantada por la misma madre que me había tocado, a la cual ya estaba acostumbrada –a la madre y a la canción, entiéndase-  y también acostumbrada a no contestar o al menos solo con un “mamá sí tenés razón algún día va a aparecer el hombre de mi vida y me voy a casar y vas a tener nietos y todo lo que has soñado”.

Uno se acostumbra a eso, a contestar érase una vez una mujer que no era y fin o no vivieron felices para siempre. Uno no deposita sus esperanzas en eso. Yo no las depositaba, al menos. Pero hace meses había decidido no discutir más con mi madre acerca de mis ideas, mi odio al llamado matrimonio, o al solo hecho de pensar juntarme con un hombre para crear algo, o a un hombre deambulando por espacios en lo que obviamente no cabría... Soy una mujer moderna, madre, le habría dicho en su momento, entenderás que no espero que un hombre le dé sentido a mi vida, no puedo congeniar con la idea de que el matrimonio y los hijos me puedan definir como mujer... Eso le había dicho, pero por poco muere de un ataque agudo de dolor de madre y desde entonces decidí que no volvería a tocar el tema. Y los ingredientes seguían estando allí, revolviéndose con la lluvia que corría estrepitosa por la calle, quién sabe a dónde, a dónde va a ir a parar todo esto. Los ingredientes infinitos de un festín al que nunca nadie estaba invitado.

Escena Dos.

Érase una vez una noche, una tormenta que se escabullía sigilosa entre el silencio de azafranes y mariscos, de arroces y salchichas, de carnes, ajos y cebollas, de pimientos de colores, de deseos infinitos saltéandose entre el mutismo del aceite de oliva.

Y llegaban los amigos, con sonrisas e historias, con parejas disparejas, con sus vidas juntándose entre las cosas que no son, o las que no podrían ser, y yo allí en la cocina con mis ingredientes de siempre, con los olores subiendo de aquí para allá, de allá para acá y la sonrisa, esa sonrisa, esa mirada azul ebullendo junto al arroz, creciendo. Érase una vez que me cantaba detrás de la barra del desayunador, que me cantaba

y no solo quiero verte cocinar
y también quisiera verte bailar
debajo de la luna te vas a reír
porque la vida, la vida así va
porque la vida, se va

Y luego se vieron desfilar muchos más ingredientes, los que, como en cualquier mesa de cocinera que se respete, eran un derroche de canelas y de azúcar, azúcar morena, la nuez mozcada y sus olores; olores por todas partes y sabores que surgían uno tras otro. Eso era todo lo que podía ser. Érase una mujer que era, que quería ser, sin fin y todas las metáforas del mundo; una mujer con todos sus ingredientes, una mujer y las ganas de quererlo mezclar todo, con las posibilidades de mezclarlo todo, con el poder de mezclarlo todo, quién sabe hacia donde, a dónde iba a parar todo eso. Los ingredientes infinitos de un festín con un único invitado.
 
Escena Tres.  (Próximamente)

20140804

"Le Festin" - Camille




          Cuando tengas los pies ligeros y los vientos soplen a favor, los caminos se mostrarán largos y variados, esos caminos te llevarán a lugares inesperados. Paso tras paso, el camino se convertirá en tu aliado, tu confidente, tu mejor amigo; y descubrirás a todos tus enemigos en la soledad de tus pensamientos, en la inmensidad de la noche, donde la luna dibujará las sonrisas de los que dejaste atrás. Entonces, lanzarás deseos a las estrellas pidiendo regresar; desearás que todos tus sueños salgan a la luz del día para ser realidad y lanzarás mil besos al viento esperando que lleguen a salvo a su destino. Recorrerás todos los senderos y los encontrarás vacíos. Caminarás por años, como sentenciado por el anhelo de encontrar un destino real, pero no lo encontrarás, porque descubrirás que todos los caminos son estériles. Recorrerás aldeas y pueblos, esperando escuchar una señal, hasta que un día llegarás al final de todos los senderos, entonces encontrarás ese camino que se bifurca.

          Te acercarás con dudas y desconfianza, incrédulo ante lo que escuches, porque será el primer camino que te hable directamente al corazón. Entonces lo sabrás. Sabrás que lo has encontrado cuando escuches el corazón palpitar tan fuerte que dudarás. Dudarás porque los caminos no palpitan, pero ese camino que tendrás frente a tí, palpitará tan fuerte que pensarás que es un sueño. Tendrás dudas, porque para entonces habrás caminado tanto que habrás olvidado los deseos que una vez lanzaste a las estrellas. Tendrás dudas porque habrás olvidado los besos que lanzaste al viento con la esperanza de ser encontrados. Dudarás y tendrás miedo porque sabrás que ese camino frente a tí te llevará a ese lugar que tanto deseaste encontrar. Entonces lo sabrás. Sabrás que has llegado cuando después de largas horas de camino y lluvia encuentres una pequeña casa blanca iluminada solamente con un par de velas. Tocarás a la puerta y el sonido será tan agudo que no lo escucharás. Entrarás despacio y olerás el delicioso sabor del amor. Hasta enconces te darás cuenta de lo hambriento que estabas y el cuerpo te gritará el cansancio y hará que dejes todo en el suelo, entonces estarás completamente desarmado. Sabrás que has llegado cuando te encuentres brindando y una copa de vino perfume tus cabellos, cuando las suaves caricias te desnuden y los labios te cubran completamente de miel y compartas miradas cómplices en la oscuridad. Sabrás que has llegado cuando finalmente puedas descansar, cuando todo lo que encuentres te llene completamente el cuerpo y el corazón, cuando no te quieras marchar aunque sepas que debes partir a la mañana siguente. 

          Entonces te marcharás. Te marcharás arrastrando los pies buscando con la mirada todo lo que dejas atrás, dejando todo en un banquete inconcluso. Los pasos de los que tanto te confías se convertirán entonces en una procesión y caminarás en círculos esperando encontrar nuevamente ese altar de manjares, esos que sabrán amor, esos que te llenarán completamente y te dejarán el corazón contento y estarás seguro que aunque encuentres otros banquetes, ninguno será como el de ese camino palpitante donde los besos saben a azúcar y las caricias son adictivas que te encadenarán como una dulce tortura cuando las recuerdes en las noches de ausencia, cuando el hambre haga un hueco en tu mente, cuando el recuerdo se convierta en una vela prendida en la oscuridad esperando que sea la hora del encuentro y la cena se vuelva nuevamente una fiesta para dos. Una que querrás repetir cada noche, una que hará que regreses para siempre, una que te hará reconocer que aunque tengas hambre a veces esperar tampoco resulta tan malo.

          Y entonces esperarás. Esperarás pacientemente porque sabrás que es la espera lo único que no has conquistado. Esperarás pacientemente porque, lo sepas o no, es lo que siempre has hecho. Esperarás porque después de cada banquete te sabrás dueño de todos los banquetes por venir, de todas las noches por compartir. Esperarás, porque para entonces, la distancia será lo único que podrá unirlos. 

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NGB.DA20140804