Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160623

Only happy when it rains



Hace muchos años, cuando ni siquiera pensaba en escribir para Non-Girly Blue, me gustaba dibujar con música. Muchas veces escogía canciones por lo mucho que me gustaban y me ponía a dibujar para ver qué salía. Por allá por el 98, descubrí a Garbage y Shirley Manson. Hasta la fecha, me sigue gustando su música y pienso que ella es lo que cualquier rockera moderna debería aspirar a ser.






"Only happy when it rains" es para mí una canción que encierra mucho más de lo que se ve a simple vista. Me recuerda un poco a la mecánica de escribir para la mayoría: tenemos que entrar un poco en un estado que es totalmente opuesto a la felicidad. Es complicado. Es caótico, pero es hermoso. A los que escribimos no es que nos guste la misera o estar tristes. No. Nos gusta ese estado en el que terminamos después de escribir, muy parecido a pasar por el fuego y salir intactos. Y sí, implica quizás algo de oscuridad, algo de miseria, algo de tristeza pero una increíble satisfacción. Es por eso que elegí a "Only happy when it rains" para esta quincena.



Mi verso favorito siempre será este:

I'm only happy when it rains 
You wanna hear about my new obsession? 
I'm riding high upon a deep depression 
I'm only happy when it rains 
(Pour some misery down on me) 




20160622

Amargo adiós



Relato inspirado en Africa de Toto





Querido mío:

Te amo, realmente te amo. Pero tenemos que dejar de vernos.


Verás, no puedo describir lo que me haces. ¿Te das cuenta como me haces temblar y me cortas la respiración? Todas las noches me quedo sola en mi cama, despierta y mirando al techo, sin poder dejar de pensarte y sin poder decirle a mi corazón que se calme. No encuentro paz, no sé qué hacer para que dejes de hacerme sentir de esta forma. Es una angustia constante de saber que si me acerco, volveré a estar igual: desesperada y sin poder ocupar mi mente y cuerpo en otra cosa.


Pasan los minutos y me quema el deseo de poder tener mis labios sobre tí: moreno, tibio y siempre ansioso de verme. Solo de estarte recordando de nuevo, vuelvo a estar nerviosa. Tu aroma me hace falta, necesito esa fragancia celestial en mi nariz, en mi cara... Necesito saberte cerca de mí.

Mis días no son lo mismo sin tí. Al levantarme, la falta de sueño me mata: mis ojos están tristes, mi piel se ve opaca y mis pensamientos están nublados, camino como entre algodones, sin saber dónde estoy parada. Me quitaste el miedo, me hiciste moverme pero muy a costa de mi seguridad, mi tranquilidad y comodidad. Pienso de nuevo en nuestro último encuentro y me pregunto con todas mis fuerzas: ¿Valió la pena?


Nuestra relación ha llegado a lo enfermizo. Sé que te estoy usando y que me usas también. Es increíble la desesperación por tenerte y creo que esto se ha vuelto una adicción. Pienso entonces que si puedo tan solo pasar un día sin tí, voy a poder ser libre al fin. Pero no es así. No puedo. Siempre vuelvo. Regreso arrastrándome hacia tí y es solo eso lo que me hace sentir viva una vez más.


Lo admito con todo el dolor de mi ser: no puedo vivir sin tí, sin tu calor. Pasa el tiempo y esto es peor para mí. Necesito más de tí en mis labios, no puedo sobrevivir con esta necesidad.


Veo que el único camino seguro para sanar de esto es el no verte más y cortar todo contacto contido. Así que no nos encontraremos "accidentalmente" en los pasillos, ni nos miraremos con ansiedad en el comedor o el supermercado, ni siquiera por casualidad. No pasarás por mi puerta nunca más, ni siquiera en la madrugada como hacías antes.


Quizás algún día pueda olvidarte del todo y pueda superarlo. Quizás pueda continuar con mi vida, no lo sé. A lo mejor pruebe con otras cosas más claras, compañías tibias y no hirvientes de ansiedad como la tuya.


Me iré no sin antes decirte: otros te querían envuelto de espuma, más dulce y apapachador, pero yo no. Te quise siempre así como eras: amargo e insoportable, pero lleno de vida. Cambiaste mi aburrida existencia, pero ahora debo dejarte para calmar mi corazón.



Esto es todo. Bueno, quizás después de un último beso y una última taza. Respiro profundo, entras por mi nariz y recito tu nombre dulcemente:



Coffea Arabiga, Café.

20160620

Interrogatorio, Deltas y café




Mi Capitán la detenida no ha querido hablar. Tiene de estar así casi dos horas. Solo nos preguntó si queríamos café, pero le dijimos que no.

-¿Y ustedes querían café?- le pregunté a López Sigüenza

-Si pero..titubeó López

-¿Pero tuvieron miedo de que los envenenara?
Aparté del camino a López Sigüenza. Había salido a mi encuentro del fondo de la casa a la cual se accedía después de pasar un barandal que protegía dos breves jardines cubiertos de helechos. Estaba seguro de que si escarbaba iba a encontrar propaganda comunista.
Lentamente me acerqué a la sala en la que horas antes quizás la mujer, que horas más tarde se convirtió en la doctora, habría  estado redactando escritos prohibidos en clave.

Conocía esas casas de subversivos tan pedantes en su frugalidad, con su poco mobiliario, con lienzos baratos y llenas de libros. Me acerqué al escritorio de ella. Abrí las gavetas y solo encontré unos sobres llenos de  insectos. Debe ser un nuevo tipo de inteligencia de estos muchachos, pensé. Guardé el sobre en uno de mis bolsillos.

Desde la sala se veía ella una mujer blanca, pelinegra y muy delgada para mi gusto, pero al acercarme se me reveló una mujer de otra galaxia y sentí la punzada en la bragueta. Estaba sentada con las manos juntas sobre la mesa, llevaba esas grandes gafas para ver, tan de moda por esos tiempos. Le cubrían la mitad de la cara y podía ver su boca a lo Sofía Loren. Más tarde fantasearía que con esa boca me decía cosas bonitas.

Tenía largos cabellos partidos por un camino al centro de la cabeza. Llevaba una camisa verde de botones y unos pantalones Jordache. Estaba descalza.
Quería interrogarla pero no para obtener información de inteligencia solo quería saber más de ella, si era soltera y si algún día que yo estuviera de licencia quisiera salir conmigo.

-Usted debe tener amigos influyentes, si no ya estuviera en el cuartel central, señorita Suarez- dije con un sarcasmo que no me salió del todo

-Pues lléveme al cuartel central porque no tengo amigos- dijo ella que apenas levantó los parpados para verme desde abajo, desde la silla del comedor.

-Mire ya revisamos su casa y no encontramos propaganda subversiva, solo unos cuantos discos, como este de Toto. Se lo voy a llevar a mi hermano que le gusta mucho.

-Puede llevarse la discoteca completa, tengo viaje para Estados Unidos y comprar el doble de discos de estos que usted ahora necesita robarse.
Era demasiada arrogancia de una detenida enfrente de los subalternos, tenía que parar esa salvajada.

-¿Y qué le hace pensar que se va a ir para Estados Unidos? Mire si no está en peores condiciones es porque mi coronel Sánchez Parada ha dicho que es pariente suyo y que está muy agradecido con sus tías las enfermeras que le cuidaron a la mamá en los últimos días del cáncer ¿Por cierto dónde están?

- Una haciendo turno en el Rosales, y otra fue a poner un suero cerca- respondió liberando un suspiro de fastidio.

- Mire le hemos dado seguimiento, y ha tenido un patrón de circulación sospechoso, en estos tiempos están prohibidas las concentraciones de personas, ¿Lo sabe verdad?
 P
  -Si lo sé.

-¿Y a qué se deben sus constantes salidas sola y visitas a casas, apartamentos y hoteles?
Solo entonces sus ojos tomaron vida y percibí  en su voz una ligera intención amistosa.

-Estoy haciendo mi investigación doctoral, respondió.

- ¿Y por eso tiene que andar de casa en casa, y con mucha gente y tan distinta? Hace poco se quedó tres horas en un restaurante chino allá por el centro-  pregunté con sincero interés por saber.

- De eso se trata mi investigación, de conocer gente. ¿Quiere café o fumar? Me dijo alejándose con los pies del filo de la mesa

-Todavía no- respondí.- Ahora era yo el cómplice de ella- Yo creí que era algo de insectos, hay tantos bichos.

- A veces los humanos nos comportamos como insectos- dijo la ahora doctora al momento que de  una azucarera sacaba una cajetilla de Delta Rojo.

-¿Y para eso tiene que ir a casas ajenas? De gente que no se conoce entre sí- pregunté con más intención de que me diera una excusa para dejarla en paz,  que la de encontrar pistas incriminatorias.

-De eso se trata la investigación, respondió en plan jaculatoria. Y desnudó de la bolsa plástica la cajetilla blanda de los Deltas.

-¿De qué?., no quise tomar el cigarrillo que me ofrecía.

- De saber si la gente que no se conoce coge, coge como en el porno. ¿Satisfecho mi capitán o también tengo que ir a rendir declaración al castillo?

Y entonces, preferí el café.


 Inspirado por África, de Toto




Las pesadillas

inspirado en Toto - "Africa"
Nadie se acordaba de qué habían pedido. ¡Menos mal habían aprendido algo de tanto salir con sus hermanas mayores! “Este es truco de vieja bola, mirá…” y apuntaban cada una de las cervezas que habían pedido, en palitos, en la parte trasera del menú o en algún equivalente. Ya así era más fácil sacar la cuenta y que cada uno pusiera sus 2, 3, 15 dólares correspondientes. Y es que te dije que salía más barato tomar en mi casa; pero esa casa me acuerda a él y es que no estoy allí todavía.

Se la habían pasado 15 dólares de cervezas y bocas hablando de lo que les había pasado a cada una y aún así había que tocar el tema con pinzas. Fumándose cada una un cigarrillo, caía brisa que golpeaba los ojos hinchados de la recién cortada y coqueteaba con la tos de la otra con su mal de amores. Pero es que, Clara, vamos, siempre has sido muy terca con tu gripe. Siempre me da cuando corto, contestó; no lo puedo evitar, son las defensas que se me bajan. Volvió a ver la hora, como buscando explicación a 1) por qué se demoraban con la cuenta y 2) el por qué de esa vibra de las estaban echando… Y, bueno, sabes Clara, yo no tengo tanta experiencia cortando, como tú, pero ahora que lo decís… ¡por eso debe ser que ando mala del estómago!

Y soltaron unas risas entre lágrimas, aludiendo que ahora que estaban solteras podían hablar con más libertad de estómagos flojos y otras sandeces. De hecho, ¿cuándo fue la última vez que hablábamos tan largo y tendido? La noche se estaba desintegrando y el techo las estaba invitando, esta vez sí, vamos. Se saltaron la visita al piso y fueron direcro a la azotea, sí, Emilia, nos podemos subir por aquí; llevaban cerveza y tabaco. Ojalá alcancen los cigarros. Ojalá ninguna de los dos fume tanto, tampoco. Todo con mesura, por una vez, ese era el nuevo lema con el que se acomodaron en las sillas que siempre están allí puestas en la azotea del inmueble espantoso de Clara. Y entre toses y risas, el amargo humor fue suavizado por la ausencia de ruido de la ciudad tediosa y  Clara recordó las palabras de un su amigo psicólogo: A todos nos agarran desprevenidos las cachetadas emocionales. De hecho, te lo puedo presentar, Emilia. ¡Callate! No quiero salir con nadie. Quiero que se me pase y lo vea todo como una pesadilla, porque las pesadillas se te olvidan. Es cierto, vos, se vuelven una cosa borrosa. Una cuestión borrosa que ya no te impacta, pero recuerdas que no te la pasaste bien y que allí no querés volver. La verdad es que allí en esa azotea estaban tan bien que no importaban las pesadillas ni el duelo.

20160615

Toto - "Africa"

El mundo está un poco más susceptible, últimamente. Y además del riesgo de que exploten tensiones que parecen acumularse más que hace unos años, existen nuestros terremotos emocionales. Pero en todo este ruido y polvo, siempre se asienta, tarde o temprano, y quedan las relaciones que hemos cultivado y las experiencias por probar. Mientras unos dicen que la nostalgia se enriquece mientras se mantiene como recuerdo y que el recuperarla significa su muerte, yo creo que solo son cosquillas de que si nos gustó antes, pues, lo más seguro es que nos va a seguir gustando. Y algo así es lo que escucho en esta canción:


20160608

Señor que posa muy serio para una foto


Usted es un hombre formal, de saco y corbata. Un señor casado con esposa "de Usted" a la que le manda flores cada aniversario, cumpleaños y evento de celebrar. Se pasea por los eventos sociales con trago en mano siendo saludado por otras personas formales, personas de "nombre y apellido", personas con tragos en la mano, también. Usted es tan serio que no se le hace ni una arruga en el pantalón ni la camisa cuando se sienta, y tampoco se sienta en el suelo. Usted sonríe por todos lados, usted habla sereno y pausado, y sabe muy bien todos los temas de los que habla, porque usted ha estudiado y leído mucho de lo que habla, usted es un hombre de éxito. Todos lo sabemos. Se le nota.

Pero más allá de eso no se le notan otras cosas, lo que usted -obviamente- quiere ocultar. No se le nota, por ejemplo, cómo mira entre la concurrencia a la mujer que le ha gustado por más de quince años. Nadie nota, tampoco, cómo se sonríen de lado a lado del salón con esa sonrisa cómplice y cómo se ilumina todo, por más que traten de ocultarlo. Por más que usted trate de ocultarlo, porque es un hombre serio y formal y en teoría no debería sonreír así a la que no es su esposa; aunque en la práctica tenga más de dos meses de no cruzar palabra -mucho menos sonrisas- con ella.

Señor serio y formal: quién va a creer, cuando posa elegantemente para esa foto, que hace todo tipo de propuestas por chats, mensajes de celular y messenger. ¿Quién va creer, señor, las cosas que de verdad pasan por su mente? Yo no lo juzgo, de verdad. De hecho me gustan sus propuestas y cuando le digo "¿y si me enamorara perdidamente de vos?" en serio lo creo, porque quince años es suficiente tiempo para conocer a alguien, demasiado tiempo para sonreírle a alguien en una fiesta al otro lado del salón. Y cuando usted me contesta "los dos corremos ese riesgo", en serio, le creo, porque ya sabemos, usted es un señor serio y dudo mucho que ande jugando con esas cosas.

Relato basado en la canción Wicked Game de Chris Isaak.

20160605

Hay maridos


Hay maridos que te llegan por matrimonios arreglados y hay maridos desastre personal elegido. Hay maridos de excursión dominguera y hay  maridos tumbados en el sofá. Hay maridos estrella de televisión y maridos de los que no se puede hablar. Hay maridos calma y hay maridos tormenta. Hay maridos tarjeta negra y tarjeta platino y hay maridos “préstame cinco dólares”. Hay maridos omnipresentes y maridos en el norte. Hay maridos no se me levanta y maridos conejo. Hay  maridos repostería y maridos del fitnes. Hay  maridos inertes y maridos que lavan y colocan en el cajón sus calzoncillos y preparan el desayuno. Hay maridos que antes fueron curas y luego se casan contigo, y hay maridos que los busca la Interpol. Hay maridos maestría y doctorado, y bueno otros maridos. Hay maridos seguro de vida y maridos “esto no estaba en el guión de la cenicienta, ni en la revista de vestidos de novia”. Hay maridos que se ponen enemas y se lo cuentan a todos los públicos y otros que son muy pulcros en su dimensión escatológica. Hay maridos que son capaces de tomarse un bar entero y otros que no pueden acercarse al alcohol. Hay maridos cometa y marido catedral. Maridos de piedra y maridos de cal. Hay maridos sonrisa y maratón de películas y está el que no puede ni encender la cocina, servirse un vaso de agua helada y qué decir de plancharse una camisa. Hay los que llevan los niños al cole y los que a las primeras de cambio dicen “yo no quiero niños”. Hay maridos poema y silencio y hay maridos que no paran de hablar en las reuniones familiares en la playa. Hay maridos endogámicos y maridos de otras razas. Hay maridos músicos y maridos liga española. Hay maridos melcocha y maridos que no te registran los domingos. Hay maridos con los que podes hablar horas de cine y literatura latinoamericana o de otras tierras y algunos que no manejan más de 25 palabras. Ah, y también hay amores, uno o dos, y una vez al tiempo. Los amores no traen incluidos explicaciones ni apellidos. Una pista para identificar a los amores es que rara vez dicen “nunca soñé en conocer a alguien como vos” porque si lo dicen lo mejor es prepararse, al rato y no es amor, igual allá cada una como lo resuelve. Quedan avisadas, luego no vengan con que esto del amor es un juego perverso y que no lo vio venir.
Imagen tomada de http://desdetusextosentido.blogspot.com/