Cuando la música se convierte en inspiración
Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.
Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?
[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]
20160110
“Closing Time” —Semisonic
Trescientas noches de desvelo. El oro líquido que antaño celebró nuestras pasiones se marchitó dentro de la cárcel de cristal. Se sació la sed. Me sacié de ti. El sol no calentó más esa esquina del jardín que tanto me gustaba contemplar mientras sereno dormías en una habitación ignorante de tiempo. Del otro lado de la cama, el frío comenzó a calar.
Recapitulemos.
La puerta encerró siglos de palabras. El silencio escaló por las paredes rotas, sin tiempo ni reparo. La sal en la mirada de los amantes fue una cosa indescriptible, algo así como una mezcla de lágrimas, misterios y rutinas. La profundidad de las pupilas sobrias se mide únicamente con la cantidad de parpadeos que como espadas esquivan una realidad bipolar. El tiempo se disolvió en pasos austeros, taquicardias y borracheras. No quedó nada, ni un segundo para recordar, ni un segundo para perdonar.
Un correo electrónico anunció ese adiós que llevaba años escondiéndose detrás besos y silencios. Los bailes trastabillados colgaron de la verja donde Jonás, el jardinero, podaba la enredadera que se explayaba sobre el cementerio de mascotas: promesas serviles de un amor que aguanta y perdona. Así se creó un nuevo espacio para solventar todas esas deudas arrastradas desde un pasado milenario. Así se disfrazó el amor entre cocinas y comidas y sembradíos mañaneros que se quemaron en una zarza eterna, como la que alguna vez un tal Moises encontró en su camino, la diferencia es que acá no hubo voces que anunciaran misiones trascendentales. Acá, solo se escucharon los pasos huecos, las taquicardias indecisas, las repeticiones obsesivas y la negaciones de los que crucificados juegan a todo menos al amor. Acá, frente al juicios de los mirones, la envidia de los solitarios y las sorpresas inequívocas de aquellos que no conocen el amor eterno, los amantes se convirtieron en rutina.
Domingo a domingo, un golpe sordo cerró la puerta de un vehículo donde la única diversión era despedirse sin palabras, donde lo único audible era un motor moribundo repitiendo ciclo tras ciclo un “ya no te amo” eterno.
--DA2016
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