Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20140126

"Metropolis" - Owl City

El contraste, en eso se resume ese período. A pesar de que no era primera vez, para ninguna de las dos, que había que acostumbrarse a algo nuevo -- hablando de las veces que a una le había tocado mudarse de casa, y a la otra de colegio y de grupos extracurriculares -- este fue de los cambios más decisivos, para ambas; y no lo vivieron igual. Contraste, choques, como colores que paradójicamente van bien juntos; pero ellas se conocían.

Cambiar de ciudad, de país, de cultura, de necesidades, de ritmo, de opinión. No basta con hablar el mismo idioma que ellos: hay cosas que no podés traducir, porque culturalmente no se dicen. Va a haber un choque, vas a vivir y convivir con diferencias que hasta te pueden seducir. No es que sean tan extraños los nuevos contextos que uno no tiene más opción que extrañar: es que uno no tiene más opción que aprender, y el reto es acostumbrarse a dejarse llevar, a seguir adelante e incluso romper con la idea de que allí vamos a estar, pues porque sí se conocían ellas dos. Vivían juntas, es más. Y las palabras de aquel amigo comenzaron a tener sentido: "Te vas a dar cuenta que aunque vivás con alguien, vas a estar vos sola. Es sólo una persona más."

Las avenidas amplias, invadidas por el ruido del tráfico y el zumbido de las preocupaciones de quienes habitan esta gran ciudad, diferente al lugar en el que crecieron... Calcular cuánto tiempo se necesita para recorrer la distancia del apartamento a la parada, y del tranvía al campus; salvo que sea día de coger el bus, o el tren, de esos días de ir más lejos... Para después volver, y en el regreso contemplar las opciones más atractivas que la cocina para uno... Todo opaca la compañía, profundiza la privacidad y hace más agudas a las dudas. Y las personas nuevas que vienen y van, se pierden... Hasta que, con el tiempo, la perspectiva cambia y logras ver cómo hacen parte de este cuadrado que se ha ido pintando. Tan llenos de vacío eran los días que el cielo podía estar azul, coqueteando con algunas nubes que lo complementan perfectamente, y no se dejaba ver. Opacado por los edificios y estructuras que agudizan las dudas, que no les pertenece, que les pregunta qué están haciendo aquí. Son quiénes son por este viaje constante, que se volvió cotidiano; por atravesar las diferencias hasta encontrarse.

Entre copas y bebidas compartían la risa, las ganas de olvidar el día y la sed de que valga la pena. Se hacían una y otra taza de té, pues hace frío y sus respectivos secretos se querían conocer. El diálogo era el mejor ansiolítico, te mandaba a la cama conforme con tu soledad y tus preguntas. Estaban también el café y los cigarros, reservados para los momentos compatibles con el estímulo de la cafeína y la nicotina, momentos para confundir al placer. Quizás nadie las conoce como ellas se conocen, ellas quienes terminaron de conocerse a ellas mismas en el vaivén del cambio.

Compartieron el contraste entre ellas mismas y la ciudad que las acogió. La amistad quedó intacta, a pesar de que ahora no son las mismas calles, paredes y ventanas que las rodean. Parte de conocerte es conocer adónde vas a ir después, o adónde querés regresar, o adónde te querés quedar.

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