Me elevé por los aires, hacia una travesía sin retorno, acompañada por bandadas de gaviotas, navegando sobre un océano de aguas turquesas y reflejos mágicos de sol sobre las crestas de las olas. Grupos de delfines saltaban emocionados de tal forma que parecía una danza sincronizada.
Tomé la llave turquesa y la coloqué dentro del motor. El globo comenzó a a elevarse hasta que me me perdí en un cielo infinito color lavanda con pinceladas de nubes rosas en el horizonte. Por un instante, el tiempo se detuvo, no había nada a mi alrededor más que espacio. El mundo estaba allá abajo, tan distante y diminuto que parecía surreal. Pequeñas gotas de agua se condensaron en mi rostro. Una corriente de aire me arrastró hacia un bosque de nubes. Escapé de tormentas, esquivé imponentes montañas, y al anochecer, el mundo allá abajo se convirtió en una gigante constalación vibrante de energía y amor.
Si, es cierto cuando dicen que el amor te eleva por los aires, llevándote por travesías indescriptibles. Más que un cliché, es una realidad. Así me encontré cuando llegaste a mí, disfrazado de globo multicolor. Aún después de este tiempo, sonrío como idiota enamorada, deseando verte una vez más. Como una adicción, una dulce adicción al placer que me provoca verte sonreir una y otra vez.
—
NGB. DA20140126
No hay comentarios.:
Publicar un comentario