I
—¡Frank! ¡Frank Elliot! Dijeron que enviarían a uno de los mejores, pero jamás imaginé que te enviarían a ti. —exclamó James con asombro mientras se levantaba de su escritorio para saludar a Frank.
—Shhh… pero no le digas a nadie. Ya sabes como es esto. “top secret" —dijo Frank guiñando el ojo.
—¡Ja! Nunca cambias, Frank. Llegas justo a tiempo, Josh te está esperando.
Caminaron por un pasillo estrecho, lleno de cajas y archiveros. El lugar parecía una bodega en lugar de una estación policial.
—Veo que han estado muy ocupados… —dijo Frank observando a su alrededor.
—Ni te imaginas. Hemos tenido un par de semanas caóticas. Te lo juro Frank, este caso realmente me va a sacar canas verdes. No sabes la presión que tenemos sobre nosotros. La policía, la prensa, el juez… ¡Josh!. Especialmente Josh, está como loco, quiera una declaración ya.
—¿No ha soltado nada aún?
—¡Nada! Parece que mil gatos le comieron la lengua a esa perra estúpida. Tiene dos meses de estar en esa celda apestosa, sin comida decente, ni duchas… durmiendo en el suelo… nada parece importarle; ni siquiera cuando Josh le dijo que el juez sería Emma Johnson. Ni siquiera él logró sacarle una palabra. Nada parece importarle realmente… ¡Por Dios!, te juro que si yo fuera ella, me inventaba cualquier historia con tal de evitar…
—¿De evitar qué? ¿“La Granja”? —interrumpió Frank abruptamente.
Los ojos de James se llenaron de terror. Con mano temblorosa, abrió la puerta de la sala dejando que Frank entrara primero.
II
Josh Duane se encontraba de espaldas a la entrada principal, estaba de pie con los brazos cruzados, observando a través del cristal, hacia el otro lado de la sala.
—Llegas tarde. ¿Fue largo el vuelo o es que se te pegaron las cobijas otra vez, Elliot? —dijo Josh sin dejar de ver por el cristal.
—Largo vuelo, señor.
—Muy bien. James tiene toda la información del caso.
James le entregó una carpeta negra y gruesa junto con una grabadora de voz y una bolsa con varios cassettes. Josh se alejó del cristal, se dio la vuelta para ver a Frank.
—Javier estuvo aquí la semana pasada. Nada especial ese muchacho a decir verdad. Es más reputación que otra cosa.
—No entiendo Señor
—Ya van dos meses Elliot… me está irritando los nervios. Nadie parece poder sacarle algo, ni siquiera yo. Estamos quedando mal… No quiero recurrir a métodos extremos, pero tenemos que tener un caso armado pronto.
—¿Qué tan pronto?
—Emma Johnson viene dentro de dos semanas...
—¿Dos semanas? — interrumpió James con asombro, mirando con desesperanza a Frank.
—No se preocupe Señor. Dos semanas son suficientes.
—Lo mismo dijo Javier… y Sheila… y James. —dijo mirando seriamente a James mientras se acercaba a Frank.
—Tendrá todo lo que necesita para el juicio. Cuente con eso.
—Eso espero. Después de todo, tenemos al *mejor* detective con nosotros dijo en tono sarcástico, dandole dos palmadas en el hombro. —Pero no es tu habilidad lo que me preocupa. Es ella. Pase lo que pase Elliott, mírame, pase lo que pase, hazla hablar.
III
—Julia. Julia Carson. —suspiró Frank mientras hojeaba pacientemente el portafolio negro que contenía todos los detalles, notas, declaraciones y fotografías del caso. —¿Sabes por qué estás aquí, Julia Carson?
—No. No tengo la menor idea. —dijo encogiéndose de hombros.
Frank agudizó la mirada, inspeccionando cuidadosamente su rostro.
—Debes saber, Julia Carson, que no soy como los demás. No soy como Javier, ni como Josh, ni como el estúpido de James. Si piensas que el silencio jugará a tu favor, haré todo lo que esté en mis manos para que descubras lo equivocada que estás. —dijo en un susurro acercándose a Julia.
Julia permaneció inmutable, sin embargo Frank se dio cuenta de la ligera dilatación de sus pupilas.
—Ahora, regresando al tema principal ¿Sabes por qué estás aquí?
—No.
—Triple homicidio en primer grado. —leyó en voz alta.
Frank mostró una de las fotografías a Julia.
—¿Reconoces a esta persona?
Julia no dijo nada. Se mantuvo mirando fijamente al cristal. Frank miró fijamente a Julia por varios minutos, tomó la fotografía y cerró la carpeta.
— Julia. Mírame Julia. —dijo en un tono suave, casi amigable. —Si hay algo que quieres, Julia, más que cualquier otra cosa, incluso tu libertad, es estar cerca, muy cerca él… pero tienes que entender que, hoy por hoy, esa no es una opción. ¿Y sabes por qué no es una opción? —dijo en un tono sombrío. —Porque fuiste tú quien decidió escapar.
Julia apartó lo ojos del cristal y miró a Frank con asombro. Sintió una corriente helada en el estómago, por un instante tuvo ganas de vomitar.
—¿Qué? ¿Realmente te sorprende que lo sepa? Julia, por favor… no todos estamos ciegos. Está escrito claramente en todos lados, en la forma en que miras hacia el cristal, en tus palabras… o mejor dicho, ausencia de palabras. —dijo con desprecio.
Julia sintió un impulso de saltar hacia el y ahorcarlo en ese mismo instante, sin embargo, sabía que Josh estaba al otro lado del espejo, observando.
—No… no es así lo que real...
—¿Ah no? ¿No es eso lo que realmente sucede? — dijo con curioso sarcasmo.
—¡No! No es así… — repitió con voz quebrada.
—Entiendo.
Después de varios minutos de reflexión, se puso de pie y viendo hacia el cristal hizo una señal con la mano.
—Eso es todo por ahora —le dijo en un susurro. —Continuaremos mañana.
Dos guardias entraron a la sala.
—Llévensela. — ordenó Frank.
NGB. DA20140101 |
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