Nunca fui muy fan de Los Beatles. No me pregunten por qué. Simplemente no les había encontrado el lado y la genialidad como para oírlos con propósito. Hasta que...
-Sí, siempre hay un "hasta que".-
Compré mi torntaibol y comencé a comprar y coleccionar vinyles. Ajá, en mi época se llamaban "discos" o "acetatos" -¿de dónde salió eso de viniles, ah?-. El primer disco que tuve fue
The Magical Mystery Tour, regalo de un querido amigo. Y entonces sucedió algo, comencé a descubrir letras y melodías maravillosas en sus canciones no tan comerciales. Y de allí que en un reciente viaje encontré Abbey Road, nuevo-nuevecito, en una tienda de discos y luego de abrir el famoso plástico que te lleva a las delicias de la música; me encontré con una maravilla...
Perdón por la ignorancia, pero lo compré sin saber qué canciones contenía.
Y allí estuve, todo un fin de semana, volviéndolo a tocar y a tocar.
Golden Slumbers me tocó algo, alguna fibra escondida, algún recuerdo, algún momento; y he oído esa canción miles de veces desde entonces, hasta en sus versiones más desconocidas como la de Steve Tyler o Phil Collins.
Y bueno, esta es mi recomendación para esta quincena: Golden Slumbers, con sus añadiduras de Carry That Weight y The End.
Cuando la música se convierte en inspiración
Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.
Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?
[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario