Al amor que me espera cada noche.
La sombra bañaba el piso mientras él sigilosamente los acariciaba con cada paso dado. Siempre se preguntaba por qué tanta soledad, por qué tanto silencio, no entendía... ella llegaba a penas unas horas por las noches, ¿era un fantasma? ¿era un recuerdo? ¿era una alucinación?
La espera cada hora del día, siempre veía el paso de la luz por las ventanas, desde la mañana, cuando ella desaparecía al filo de las 7 a.m. hasta su regreso. A veces regresaba temprano, a las 7 p.m., pero habían épocas en las que su ausencia era más larga y aparecía hasta en la madrugada.
Todo era parco, a pesar de la luz cuando ella no estaba, pero cuando aparecía con el manto oscuro de la noche su vida se iluminaba. Había alguien a quien acariciar, a quien mirar con amor, recorría la casa buscándola, guiado por el sonido de su voz... lo llamaba y él hipnotizado acudía a verla.
Sus pasos perdidos, su mirada llena de amor era el mejor regalo para la mujer. Cada noche ella regresaba del trabajo, cansada, pensando muchas cosas y él la esperaba, ella se quedaba dormida acariciando su bello pelaje. Amaba ser gato.
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