relato inspirado en Vladivostok 2000 - Mummy troll |
Nunca entendí qué pasó allí. Suelo ver todo de una manera tan cuadriculada, en la que no caben cosas muy fuera de lo común, no cuando hay diferencias tan distinguibles. Él estaba en el colegio aún. Mayor que sus compañeritos, sí; pero aún así menor y sin experiencia. Más alto también, me acuerdo. Era de esas personas de pocas palabras y con eso sabías, un poco, cuando te saludaba distante, que el tipo acumulaba cierto tipo de experiencias, pero permanecía reservado e inexperto en materia interpersonal y afectiva. Y era más alto que ella. Con ella, parecía más cómodo: se le acercaba sin esa aparente timidez que le aportaba a otras conversaciones. Ciertas conexiones se manifiestan con desbloqueos y soltura, dicen. Ella, en cambio, era mucho mayor, pero no parecía. Tenía años de estar en la UCA y lo de Comunicación Social, pero lucía igual que cuando recién regresaba de estudiar afuera.
En presencia de él, no dejaba de verse mayor, pero perdía la severidad de su mirada, aquella que sus alumnos reconocían. Se veía igual de relajada que cuando toma, pero a veces no era que hubiera tomado: era que estaba en medio de todos, hablando con nadie, hablando con él. No hay que tener la misma trayectoria para entrar en un universo común, ¿no? Nunca iban a coincidir además: él estaba en un camino mucho más científico-matemático que el de esta cumbiera intelectual. Yo escuché, cuando me acerqué a servirme agua mineral con limón y sal, que reían de lo que ambos no sabían y se deslizaban en sus paladares, en movimientos circulares, promesas que se decían entre líneas.
¿Cómo hace la gente para envejecer también? Cada nueva arruga que me sale me lanza en una búsqueda perpetua de nuevos remedios caseros y exfoliaciones en YouTube. A lo mejor ella, Marianna L., tenía algún secreto: elixirs quema grasa o mascarillas DIY de colágeno. La verdad es que no sé, pero sé que pasaban los años y ella permanecía bien finita, esbelta; su piel, impecable. No fuma ya, pero en mi cabeza siempre fuma. (Se me quedó grabada la imagen de ella y su cigarrillo hablando en privado con este muchachito, en medio un evento social en el que ella no tenía nada que estar haciendo allí.) O, ahora que lo pienso, este niño menor fue lo que la hizo empezar a envejecer, después de que dejó de fumar y pasó largo rato sin que yo la viera hablar así.
Quizás otros, con una manera más flexible de ver las cosas, “como todas las cosas están llenas de mi alma”, pueden ver lo que no veía yo, que es que a pesar de los límites bien trazados de la edad y las cosas en común, Marianna y su amiguito podían ser más que solo amigos. ¿Hay algo controversial allí? Los cigarros se iban consumiendo, deben haber tenido mucho de qué hablar; yo no sé. No solo no era problema mío: no era problema de nadie más, entonces ¿qué importa? People don’t have to understand, it’s only between you and me. Y de lo poco que vi, vi mucha admiración. Mutua. “Tiene que ser alguien que podás respetar, men, no cualquiera.”
Yo los dejé de ver y dejé de especular como todos acerca de cuán seguido se veían ellos, sin nosotros. Me hacía la loca, asumía demencia y leía solo lo explícito: son personas separadas por años, por profesiones, por intereses (una distancia invisible, marcada únicamente cuando Marianna llegaba acompañada de alguien más; las veces que Marianna tenía novio). Nadie lo vio, nunca fue público, pero me imagino que se enamoraron y que eso explica la voluntad de él comprometer su libertad, tan joven. Teniendo todo por delante, fue hasta perderla que se sintió libre. Libre, quería alcanzar y recorrer los 9 años que los separan. Marianna se había graduado hace mucho, mucho y él, pues, hizo lo que tenía que hacer después de graduarse: alejarse, crecer y cambiar. No sé si Marianna sabía ya para ese entonces que el final que tuvieron es el mismo que le espera a todas las parejas, independientemente de las edades o cosas o cómo vemos las cosas. Lo común a todos es que nos acercamos a quienes no conocemos y nos separamos cuando ya nos conocemos. Nunca me lo dijo, eso sí. Me dijo nada más que sí le había importado mucho ese muchachito.
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