Relato inspirado en Garota de Ipanema de Caetano Veloso y Roberto Carlos |
Me enamoré de Simone el 24 de Septiembre del 2002. La tarde había sido aburrida hasta el momentó en que la ví. De lejos alcancé a ver el baile de sus caderas y fue así como me flechó. Su sonrisa relucía entre las otras y ya no pude mirar a otra, no me culpen porque no pude evitar tener mi mente solo ella. ¿Cómo podría ver a otro lado con semejante monumento de mujer a mi lado? Normalmente espero unos meses para poder llevarme a alguien a casa, pero con ella fue diferente y esa misma noche me acompañó hasta después del amanecer. Y ya nunca más se fue.
Pienso ahora en las cosas que me atrajeron a ella, pienso en las advertencias antes del desastre: amigos y familiares preguntándome si lo había pensado bien antes de juntarme con ella, mi conciencia diciéndome que el silencio de ella era prueba más que suficiente para ver que lo nuestro no iba a funcionar jamás, que estuviera siempre con la piel brillante y con menos ropa que yo porque era tan fácil dejarla desnuda y que yo hiciera con ella lo que quisiera o verla tan pequeña entre mis manos.
Todo me hizo recapacitar. Entiéndanme y escúchenme: las muñecas son para verlas y no para casarse con ellas. Es mejor dejarlas en el estante de la tienda y seguir de largo.
No se casen con una muñeca. Aun si tiene un nombre de chica Bond como Simone.
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