Siempre curiosa, me encontré un día con esta belleza en el mueble de discos de mi mamá, uno de los primeros CD's que compró, allá por 1995:
Meat Loaf - "Bat out of Hell II" El pedazo de carne del infierno. Ajá. |
Lo primero que pensé fue: "Eso debe ser diabólico, terrible y seguramente es para grandes. Lo voy a oír. Miren, allí hay un ángel, un héroe y un murciélago gigante, la historia debe ser buenísima."
Me llevé una gran sorpresa al oír la primera canción (era "I'd do anything for Love") y no era un rock estridente, sino casi una ópera porque tenía una historia. No eran gritos horribles, sino alguien contando algo con una guitarra que me hablaba. El rock no era malo, no era esa creación endemoniada que todos pensaban. La tercera canción fue un encanto y se me quedó grabada a fuego con estos versos:
"Someone must have blessed us when he gave us those songs"
"Remember everything that I told you, and I'm telling you again that it's true
You're never alone, 'cause you can put on the 'phones,
and let the drummer tell your heart what to do"
You're never alone, 'cause you can put on the 'phones,
and let the drummer tell your heart what to do"
"There's always something magic
There's always something new
And when you really really need it the most,
that's when rock and roll dreams come through"
There's always something new
And when you really really need it the most,
that's when rock and roll dreams come through"
Era cierto. No importaba que a veces no hubiera nadie allí, que tuviera cosas que no pudiera decir, la música estaba allí siempre. Si la inspiración me faltaba, la podía llamar con música. Era toda mía y podía recurrir a sus notas cuando quisiera, acudir a su magia en cualquier momento. Crecí oyendo muchas cosas, pero nunca se me olvidó esta canción, que en sólo cinco minutos me había enseñado una lección que guardé para toda la vida.
Estoy ansiosa por ver qué sale de esta canción para todas en Non-Girly Blue. ¡Feliz semana!
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