(Relato inspirado en Present Tense de Radiohead)
La luz del sol comienza a colarse por la ventana a través de
un pequeño espacio sin cerrar de la cortina. Laura mira el reloj en la mesita,
casi las siete, con ese rayito color naranja cayendo sobre el cuerpo inerte de
Paco, que la ha dejado mucho antes de lo que le había prometido. Que la
ha dejado sin casa, sin seguro de vida, sin carro. Sin todo lo que habían
perdido para poder sobrellevar la enfermedad. Que solo le ha dejado un
corazón roto, un montón de deudas y a Paquito de cuatro años, dormido en el cuarto de al lado, sin saber nada, sin imaginar. Tiene que despertarlo. Tiene que decirle. Pero cómo explicarle. ¿Tendría que decirle, tu papá murió? ¿así
sin más? ¿o hacerle la historia del cielo y Dios y todo eso? No sabe y ya es demasiado tarde. Tendría
que haber pensado antes, tener todo el discurso listo, porque ahora no está preparada para romperle el corazón al niño también, ya con el de ella es suficiente.
Muy pronto tiene que hacer llamadas, llamar al doctor, al
forense. Qué sabe ella a quién avisar, al único hermano, a los pocos amigos.
Nada estaba pensado así. Paco tendría que
haber estado en el hospital, más grave que eso. Tendría que haber muerto
auxiliado, no con ella dormida cuando se suponía que tenía que estar
cuidándolo. No allí en su cama, con el niño al otro lado de la puerta.
No sabe cómo, pero tiene que hacerlo.
- Paquito - llama suave, como un murmullo. Se sorprende de
que su voz pueda sonar tan dulce.
- Paquito - vuelve a llamar. Acaricia la seda de ese pelo
todavía tierno. Baja por la curva de ese perfil tantas veces acariciado,
deseando que no fuera verdad lo que va a decirle, que fuera una mañana como
cualquier otra, que lo estuviera despertando para ir al kinder. El niño se
despereza haciendo pucheritos, sin abrir los ojos.
- Todavía no - apenas dice, y de una vuelta se revuelve entre
las sábanas como gusano.
- Ya es hora.
Lo ve incorporarse, restregarse los ojos, señalar hacia la cabecera de la cama.
- No es hora, ¿qué no ves que el sol todavía no está pegando
en la cama?
- Es que es otra hora, niño. Es que tengo que contarte algo.
- ¿Algo como una historia?
Laura no sabe si es una historia. Podría parecérsele.
Podría ser dulce, con el final feliz del padre cuidándolo desde el cielo.
- ¿Te acordás que papá estaba enfermo? - comienza. Lo ve abrir tremendos ojos y decir sí con la cabeza. – Bueno, pues papá se fue -
continua, suavizando su voz o tratando de suavizarla para que las palabras no
salgan al ritmo de su corazón.
- ¿Cómo es que se fue?
- Se fue al cielo, mi amor. Ya no va a volver…
Ella no pueda evitar una lágrima. Paquito solo la mira, con
grandes ojos fijos y pensativos.
- Pero ma, ¿cómo es
que se fue? ¿Se fue volando?
Algo como una historia, piensa Laura, con el final feliz del
padre cuidándolo desde el cielo.
- Sí, se fue volando…
- ¿Pero, cómo? ¿Cómo voló? ¿Se fue en avión, o de repente le
salieron alas? ¿Cómo?
- Con alas…
- Con alas… Pero eran de metal como las de Buzz Ligthyear o
como de pájaro?
No sabe qué decir. ¿Qué va a saber cómo son unas alas que
nunca ha visto? Solo quiere que aquello termine, que el niño no se
aflija. ¿Qué le va a decir?
- No sé, Paquito
- ¿Cómo es que no sabés? Vos de seguro estabas allí cuando se
fue, le tenés que haber visto las alas. Si yo hubiera estado allí le hubiera
visto las alas. Lo hubiera visto irse hasta el cielo, le hubiera dicho adiós…
Laura nada más lo abraza, lo pega junto a su pecho, dejando
caer varias lágrimas sobre el pelo todavía tierno.
- Eran alas blancas – comienza - Con plumas de pájaro, pero
más grandes, porque la verdad es que ahora es un ángel y está al lado de Jesús
para cuidarnos.
- ¡Ah, bueno! – dice - De un salto se levanta de la cama y
toma el control remoto
- ¿Puedo ver tele antes de irnos al
kinder?
- Sí podés, mientras hago unas llamadas… Hoy no vamos a ir al
kinder.
- ¿Ah, no? Entonces puedo ver los Power Rangers Dino Trueno…
El Ranger rojo es el que más me gusta, tiene súper poderes, y también vuela
como pa, pero el Ranger rojo no tiene alas, creo que puede volar porque el
traje es especial. ¿Segura que le viste las alas a papá? ¿No tenía un traje
especial?
- No, no tenía un traje especial - Le dice, mientras el niño se encoge de
hombros. Lo mira detenidamente, ya está viendo televisión y no la mira a
ella. Parece que estaba bien. Va a estar bien. Se sorprende de lo sencillo
de aquella cabecita. “El papá se fue volando y ya”. Como si fuera tan sencillo.
- Te voy a dejar aquí un ratito – Le dice - Voy a hablar por
teléfono. Después desayunamos. ¿Sí? No vayas a salir del cuarto todavía – Cierra la puerta.
No pasó ni un minuto, el tiempo que se tardó en ir a la sala
por el teléfono. De vuelta lo enuentra allí, parado junto al cadáver,
dos grandes lágrimas resvalan por sus cachetes. Se voltea hacia ella con las
manos hechas puño cayendo a los lados.
- ¡Sos una mentirosa! – dice Paquito – Me dijiste que papá se
había ido volando al cielo. Y mirá allí está. No se fue volando, ¡mentirosa!
¡Está muerto!
Pobre Paquito! vamos a la mama que lo deja solo y no cierra la puerta de papá.
ResponderBorrarPasa en las mejores familias.
BorrarHey, saludos, vos.
T_T lloré.
ResponderBorrar:'(
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