Disfrazada en una canción de cuna, PJ Harvey y Nick Cave mezclan la gravedad, la pasión, el drama y las emociones restringidas en una historia de amor imposible, mientras dulces caricias nos despiden en un suave baile de vals.
Nick Cave es de mis grandes amores platónicos y descubrir esta pieza junto a PJ Harvey —y leer que además fueron de esas parejas explosivamente creativas en los 90s—, enciende aún más mi deseo y admiración por ambos artistas y sus propuestas creativas.
En mi imaginario, Henry Lee se presenta en una escena Shakesperiana, de campos verdes y tierras lejanas donde amores negados mueren trágicamente para nunca ser encontrados; donde la niebla y los días grises de lluvias, como los que este octubre trae, dibujan el paisaje habitual. Me pregunto qué otras imagenes puede evocar esta melodía.
—Delmy Alvarenga
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