(Relato inspirado en Golden Slumbers de Los Beatles)
Once there was a way to get back homeward
Solo quería una almohada suave y una vista al mar por una puerta entreabierta. Solo quería el sonido ronco de las olas apaciguando cualquier pensamiento o duda o revoltijo de ideas, de esas ideas que a diario se le venían a la mente. Solo quería dormir al menos dos noches seguidas. Al menos más de seis horas por noche, pero sus pensamientos la llevaban a tener un sueño irreconciliable de solo dos horas, a veces; tres o cuatro, las noches de suerte. Por eso soñaba con esa almohada. Blanca, suave, para poner la cabeza, el amasijo de pelo, la telaraña de pensamientos, la maraña de problemas.
Pero esa noche no había almohada. Como otras noches tampoco la había. Tenía que escribir acerca de esa canción que le sonaba a canción de cuna, esa canción que había descubierto en un estante desgastado de una tienda en Adams Morgan. El descubrimiento total de la canción había sido un sábado, luego de su regreso a casa, y, obsesiva como era con la música; la había vuelto a tocar en el tornamesa veinticinco veces sin parar, una tras otra, mientras miraba el vacío repetido de un vaso de whisky. Sí, era de esperar, terminó llorando en la oscuridad del crepúsculo como se había imaginado tantas veces que tenían que llorar las heroínas oscuras de algunas historias. Lloró y se mandó mensajes a sí misma, mensajes sombríos e inexplicables. De esos que te mandás solo cuando sentís que no pertenecés a ninguna parte.
You're gonna carry that weight a long time
Pero esa noche no había almohada blanca, ni whisky ni canción sonando de fondo y tenía que escribir después de cada uno de los dramas que había sido el día. Después de todo lo que había pasado ese día, porque de alguna forma "le siguen importando las cosas", como le habría dicho el amigo cuando la llevaba a su trabajo dos, el de maestra; luego que las llaves quedaran adentro del carro desde la mañana. Luego que llegara tarde a la reunión, luego de todos los luegos que se fueron sumando y acumulando en su día, en su vida, en cada pequeña gota de deber que se desborda. Y hubiera querido escribir algo como una canción de cuna, algo que sonará como a sueño o arrullo, algo como las canciones que años atrás le cantaba en la cama al que pudo haber sido el amor de su vida, pero quedó en nada. Solo en canciones y sin almohada. Otra vez. Por primera vez.
And in the middle of the celebrations. I break down.
Se pone a llorar en medio de la nada. En el oscuro paisaje en donde no hay mar, ni puerta entreabierta. Llorar le hace bien. Lo sabe. Le limpia los ojos y la mirada. Mañana va a estar bien. Tal vez ya no le importe tanto, tal vez se abra finalmente el precipicio. O tal vez encuentre otra vez su oasis. O su almohada blanca.
And in the end
The love you take
Is equal to
The love you make
Cuando la música se convierte en inspiración
Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.
Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?
[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]
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