Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20140224

Hablemos de misericordia.

Hablar de amor es difícil. Más difícil es hablar de la misericordia, habitualmente hemos perdido la perspectiva de lo que eso significa. La humanidad es voraz.

Pero, ¿cómo fui a caer a esta canción? 

Hace poco mas de dos años empecé a tener problemas de salud, de esos problemas de salud que no te dejan en paz... tanto por el dolor corporal como también por el miserable miedo de morirte desangrada. A veces he pensado que el miedo me ganaba. En especial al inicio. Lloré mucho la semana en que me diagnosticaron. Para entonces trabajaba y vivía en Suchitoto en un proyecto de arte y cultura, tenía a maravillosas mujeres a mi al rededor que me aguantaron esa semana de lágrimas. Sumado a la situación de salud, justo ese día mientras hacía mi recorrido desde la clínica de mi ginecólogo hasta mi oficina en Suchitoto en mi correo estaba una carta que me ayudó a llorar aún más. Las cosas no iban bien en mi relación con el hombre que sigue a mi lado. Esas cosas pasan, pero estaba cansada que me pasaran a mí.

Como todo ser humano, común y silvestre, me pregunté ¿por qué a mí?

Esta canción apareció justo entonces, ya la conocía, pero aquella noche, mientras me terminaba una cajetilla de cigarros y una botella de vodka, esperando (quizás) a que eso acabara con mi sufrimiento me vino a la mente. Esos vericuetos de la mente tienen su misterio. 

"Still" es un mantra... bueno, para mí lo es. Comprendí aquella madrugada que muchas cosas no las puedo cambiar, otras sí, pero que lo que impulsa esos cambios es el amor. No de ese amor cursi y ridículo de catorces de febrero, o de ese amor maternal cuasi compulsivo y protector de la camada a cargo, no, sino de ese amor que es tan raro, inmaterial e incomprendido: la misericordia. 

La misericordia a una misma y hacia los demás. Ese que te dice que a pesar de todos los errores, todos los dolores, de toda la sangre, de toda la vergüenza, de la historia pasada que te hace herir a los demás... aún, a pesar de todo eso, existe el amor para una, que merecemos ese amor. 

Pero, perdonarnos es bien difícil. Se los digo por experiencia, pareciera que soy una persona que tiende mucho al error y a herir gente (la mayoría de veces sin intención) y eso me ha traído reflexiones nocturnas bastante duras contra mí misma. Pero perdonarnos esos errores es precisamente lo que nos puede salvar.

No soy una persona religiosa, en mi juventud primera si lo fui. Demasiado creo. Mucha gente me asume atea y yo misma a veces digo que no creo en Dios. Posiblemente sea porque lo que no logro entender con la lógica me parece imposible de existir. Pero entonces recuerdo aquella madrugada, drogada por analgésicos, sumergida en vodka, envuelta en el humo de cigarros baratos, ahogada en lágrimas... justo ahí lo comprendí. Tengo vida y merezco vivirla y eso depende exclusivamente de mí, no de otros... no de mis doctores, no de mi pareja, no de mi familia nuclear, no de mis amigas que me acompañaban en la tragedia. Vivir depende de mí y eso implica que debía perdonarme para poder agarrar estos treintypico de años que he vivido y ver qué haré con los que están por venir. Sean estos pocos o muchos. 

Perdonarse es amarse a pesar de todo. Es saber que la divinidad no está en una imagen, en un culto o en una creencia, la divinidad nos habita. Es esa vocecita interna que te dice "dejate de tonteras ya, buscá cómo ser mejor persona"

Cuando andaba pensando la semana pasada qué canción regalarles a mis compañeras de Non-girly Blue la recordé y la lógica fue: Si a mí me sirvió debo compartirla, porque amar es perdonarse, luego vivir y luego... compartir eso que te hace vivir, porque seguramente le puede servir a otro ser humano. 

Así que les dejo esta canción, Still de Alanis Morrisete, no solo a mis compañeras de blog, sino también a todos los que se toman el tiempo de leer y compartir con nosotras.

Termino contándoles que esta semana, como invitado, nos acompañará Otto Meza, caricaturista, escritor y un muy buen amigo que surgió de la nada y que a través de mensajes esporádicos del wasap hemos establecido un afecto que va más allá de las posibilidades de vernos seguido. Léanlo, es bueno encontrarse, de vez en cuando, personas que aún guardan candor en el alma. 

Saludos.



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