Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20140326

Cenizas

Relato inspirado en Promises de Fugazi





El día había amanecido claro, limpio y nuevo muy a su pesar. Era el centésimo día de su ausencia, otro día sin su risa y pelo revuelto por las mañanas. Aunque pensándolo bien, podía ser el primero, lo habría sentido igual. Cada minuto dolía como una quemadura. Se recibían noticias de fuegos ajenos, cenizas distantes... alarmas. Nada tenía sentido. No había recibido noticias, ni anuncios. Ni siquiera un telegrama.

El día en que se marchó, le ofreció una nota en sobre cerrado que puso en sus manos. Creyó ver sus labios diciendo algo sin hablar que no comprendió:  "... eré." Una vaga sonrisa se dibujó frente a ella. Creyó también ver un par de ojos vidriosos que se negaban a dejar de verla. "Volveré". Se lo repitió a sí misma para no olvidar. Sí, seguro eso había dicho.

Los días seguían pasando. Se oían rumores de fuegos, incontables pérdidas y eventos que simplemente no se atrevía a reconocer. Todo era murallas rotas, escombros, puro ruido.

Recordó los días largos de verano cuando volaban con las nubes, el silabario que resolvieron juntos, su media lengua cuando aprendió a decir su nombre. Volvieron a ella los amaneceres llenos de angustia, cuando moría de miedo pensando en qué pasaría si lo perdiera así, tan pequeño y tan frágil. Revivió todo eso y más. Y el terror comenzó a consumirla. ¿A quién engañaba? Aquel que se había ido, no era más que un niño jugando a ser hombre.

Más días pasaban y ya ni siquiera le quedaban palabras para decir qué sentía. Fue entonces que se acordó de la nota.

Seca y quebradiza como piel de cebolla, esperaba en un rincón de la  gaveta cerca de su cama. Temblorosa, abrió el sobre arrugado. Habían escritas sólo dos líneas.

"Moriré. No me llores."

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