Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20151018

El extraño caso de aquella mujer azul

(Relato inspirado en Am I Blue?, aquí en la versión de Ray Charles, pero fue inspirada en la de Linda Ronstadt, que no la encontré en YouTube, tal y cual me gusta)



Que si podía tocarle una vez más la piel tan suave y pasarle los dedos despacio por los hombros mientras sentía los más mínimos bellos emocionarse y expandirse, le decía, acariciando despacio su espalda. El permiso era más una formalidad. Igual, no le habría importado que le dijera que no. Y se quedaban horas así. Ella, mirando el vacío en la mirada de él. Él, pasando sus manos por horas por el cuerpo desnudo de ella.

Se habían conocido tres meses atrás en la esquina más oscura de una fiesta a la que ninguno de los dos entendía por qué había sido invitado. Él, ciego de nacimiento. Ella, azul de pies a cabeza.Y sí, habían andado por la vida todos esos años. Ella, sin nadie que pudiera entender su condición. Él, sin saber que en el mundo pudiera existir alguien con la piel tan suave.

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Lo de su color azul pasó hasta los 4 años, antes de eso fue una niña normal, con trenzas de puntas doradas y una gran facilidad para bailar y entretener a los familiares de los padres en las reuniones navideñas. Pero fue alrededor de los 5 o 6 que una de las puntas doradas apareció azul un día, una mañana cualquiera. Ella, la mamá, el papá y la abuela; pensaron que se había ido en algún bote de tinta o algo así. Lavaron el pelo por horas. Claro, sin resultados. A los diez años tenía el pelo completamente azul. La madre, para evitar las preguntas y burlas de los niños, se lo dejó corto, como de varón, y se lo pintaba una vez al mes. Pero a los 15 ya era imposible: la piel también había tomado un matiz azul. No volvió a salir de su casa por muchos años. El bachillerato lo terminó con un profesor particular que fue advertido de la situación y al cual se le pidió total discreción, ya había sucedido también que habían sido asediados por revistas y periódicos, querían la noticia de la niña Azulina. Por años también visitó médicos y especialistas en pigmentación, pero ninguno pudo darle la razón de tan extraño padecimiento. Así que a los 20 años, aceptando su vida y apariencia tal cual era, decidió volver a la vida, a la universidad, a tratar de ser como todos, aunque, claro, nunca lo logró. No pudo ser como todos, y todos no pudieron entender. Entenderla. Una mujer azul de pies a cabeza.

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Hasta que él, ciego de los prejuicios y abarrotado de sensaciones en las manos, conoció la felicidad de una piel azul. Y se pasaron años encerrados. Ella, dejándose acariciar como nunca en la vida. Él, dejándose arrullar por todas las palabras que nunca eran suficientes. La lluvia a veces lloraba afuera, lloraba sin sonido y sin color y sin oscuridad. En su desnudez, ella podía admirar por fin todo el azul de su vida y hundirse en el vacío de aquellos ojos que nunca la podrían ver tal como era. Y cerraba los ojos también, y entonces las diferencias desaparecían para siempre. 

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