Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160524

Para sentime bien, se solicitan forasteros




No deja de asombrarme como la humanidad se inclina a crear toda una filigrana de ideas y creencias sobre seres que técnicamente la ciencia no ha podido comprobar su existencia (pero tampoco ha podido negarla).

La construcción de estos personajes culturales deben tener el mismo proceso de creación que el de los personajes literarios. Finalmente, el acto de narrar se puede rastrear hasta el arranque de los tiempos; desde que la humanidad necesitó unos relatos con que matar las horas o con qué convencer a unos para que maten a los otros, en virtud de lo cual los inventores de los relatos puedan dedicarse a  gestionar el poder desde un templo, pirámide, casona blanca o infraestructura afin.

Estos personajes creados por la cultura y cuyo rastro se encuentra en casi todo soporte que puede consignar el pensamiento y la creatividad humana toman diversos vestuarios: dioses, ángeles, fantasmas, extraterrestres, gremlins, espectros y hasta pirañas inteligentes capaces de devorar una comarca en pocas horas.  Unos pueden servir para salvarnos o echarnos una mano en este valle de lágrimas, otros cómo los extraterrestres a lo mejor nos abusen en su nave nodriza y nos hagan engendrar algún espectro siniestro como Aliens o quizás solo nos digan (estoy simplemente replicando el relato, no convenciendo a nadie) como pacificarnos de una buena vez para cuando venga la nueva era, algunos andan penando por ahí queriendo decir un mensaje: que todo mundo le devuelva las pertenencias a la abue, por ejemplo. Vamos, que formas  y contenidos hay muchos,  y funciones también. Pero todos, o casi todos,  tienen un denominador común: tienen una misión y están de paso. Son forasteros.

Y ahí es donde me pregunto: con qué objeto, qué necesidad  primaria subsana  la humanidad haciéndose acompañar de ese  extranjero, de ese otro que no se parece a nosotros pero solo un poquito. Porque en el Olympo los dioses se la pasaban regio y sus deidades cuando hacían sus incursiones por estas tierras también andaba por ahí de traviesos, qué decir de los ángeles mensajeros que te dejaban de una pieza con sus revelaciones. Allá vos como salías con las encomiendas de los cielos. Los extraterrestres pues sí son variopintos, pero son bípedos y con unas ganas de conquistar la tierra superadas solo por ciertos protagonistas de los noticieros. En fin que estas construcciones simbólicas no son más que la proyección de nosotros mismos queriendo ser mejores o depositando en lo intangible la responsabilidad de una vida, muchas veces, imposible de abordar.

UFO Starmen me remite en sus sonidos a la inconfundible banda sonora  que antecede a la aparición del ser venido de galaxias ajenas, que ha decidido por fin dejarse ver.  Pero ese ser de las galaxias por ahí de los 50 vestían a gogo, luego ET nos enseñó que bien podía ser una mascota (para luego abandonarnos: primer trauma infantil imposible de superar) y ya luego pues casi ser ese extranjero (migrante) hostil hay que hay que aniquilar a hierro  y fuego. Otra vez: el arquetipo del extranjero para justificar ideas que no queremos trabajar directamente por que es menos doloroso proyectar la culpa en el enemigo, al que de ser posible deformamos en sus características físicas.  Nuevamente, mi amigo el simbolismo nos ayuda en este cometido.

Y aquí es donde aparece la relación binaria del atormentado ser humano,  expulsado del paraíso y totalmente perdido en la historia, la del líder y el enemigo. En el líder podemos también  descansar esa angustia y la náusea sartreana de hacernos cargo de la responsabilidad y consecuencia de nuestros actos, nada más que a este lo queremos un poquito. Es más fácil indicar quien es el o la iluminada, seguirlos mansamente y luego ya acordaremos si nos ha complacido lo suficiente o le hacemos un juicio sumario real o mediático, pues el arquetipo de líder y mesías tiene esa cualidad que también nos puede servir de chivo expiatorio que con ponerlo a arder pues ya quedamos todos en paz ¿Quedamos en paz?

Y es así como esta manera de andar por la vida narrando las otredades nos lleva a dibujar héroes o villanos, fantasmas y extraterrestres, ángeles y demonios que llenan la programación de Netflix y las campañas electorales. Si nos enseñaran de pequeños el Diccionario del Bestiario Universal a lo mejor pudiéramos distinguir mejor la realidad de la ficción y no convertir en monstruos a nuestros iguales ni dotar de cualidades que no tienen a simples mortales.  Madurar un poquito, pues. 
Imagen tomada de: Filmaffinity


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