Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160508

Entrevista con Mick Jagger




















(Relato basado en God Gave Me Everything de Mick Jagger)

Todo tuvo que ver con la ex equis #23 y su mensaje en alguna hora de la madrugada. Un mensaje por Whatsapp de esta ex compañera sexual a la que desde hace unos meses solía ignorar cuando le dio por escribirme - casi siempre a mitad de la noche - las cosas más random que se puedan imaginar. Uno no necesita esos sobresaltos de la nada, mucho menos cuando al fin has logrado conquistar a la querida equis #24 y estás a punto de meterla en tu cama. O mejor: ya la tenés en tu cama. Entenderán que cuando el pop-up del mensaje iluminó la cara de mi fogosa compañera y vi el nombre de la ex, no me quedó más que hacer dos cosas: tirar el celular tan lejos como pude, cerrarle los ojos a la querida con un beso. Con lengua, saliva y todo lo demás, claro, en eso me especializo.

Al día siguiente - no me pregunten la hora -, volvió a caer otro insistente mensaje de la Ex Equis #23. Digo insistente, porque me di cuenta de que había escrito varias veces durante la madrugada y la mañana. Y bueno, ya saben la técnica, y si no la saben se las cuento: para no dejar en vistos los mensajes, pero enterarte de qué trata, corrés la pantalla hacia abajo para el preview de las notificaciones. No sé cómo funciona en iPhone eso, pero en Samsung y LG es lo más infalible... Así que, pónganse que le di un preview a los mensajes de la ex tan insistente. Me pedía que le hablara, que tenía algo urgente que decirme, que me convenía y tenía que ver con que uno de mis ídolos musicales estaba en el país.

Sí, ídolos musicales, dijo. Ella y todas mis exes sabían las palabras adecuadas para referirse a todas mis aficiones. Yo me encargaba de enseñarles esas cosas mínimas mientras duraran las relaciones. Con la #23 no habíamos llegado ni a los cuatro meses, con la #22 habíamos durado casi un año, y de seguro eso habría alcanzado para algo más duradero de no haber sido porque estaba casada. Sí, casada, la pobre, con un tipo mucho mayor que ella que se la pasaba en viajes y cosas de exportaciones, según supe. Casada y con cuatro hijos pequeñitos que, como entenderán, no me interesó conocer. Casada, aburrida y deambulando por allí hasta que cayó en mi vida. Pero bueno, volvamos al Whatsapp de la #23. Claro que le hablé por teléfono en cuanto leí "uno de tus ídolos musicales". Lo demás no me importó. Ni siquiera me importó que la #24 estuviera en el otro cuarto haciendo café y unas tostadas.

– ¿Qué pasó? – Le dije, tratando de parecer lo menos curioso respecto al tema.

– Hola, Ale, ¿cómo estás? – Bromeó. Ale era ella. Ya saben, no soy bueno para esos rituales sociales. – Estoy bien, Quique, gracias por preguntar. Gracias por todos los mensajes contestados y demás– Siguió

– Alejandra, querida, ya sabés que no soy bueno para eso–.

– Para eso y otro montón de cosas más, querido... Pero bueno, el punto es que me llamó este chero de la U. Sí, uno de esos amigos medio hipsters que tanto te molestan, de esos "estudiantitos de periodismo", como les decís. Me llamó y me contó que Mick Jagger, tu ídolo musical está en el país, de incógnito, y gracias a unos conectes que tiene lo contactaron para una entrevista, pero mi amigo no se siente en la capacidad de algo así, de una entrevista de esa trascendencia y me preguntó, me pidió, que si yo te podía decir a vos... Que bueno, ya tenés cierto nombre en el periodismo...

Claro que ya tengo cierto nombre en el periodismo. Claro que esto no puede ser verdad y me está tratando de jugar una broma. Y no me extrañaría de la #23, terminamos de una forma bien fea e inusual.

– Alejandra, vos me estás tratando de ver la cara

Que no, me dijo, Que Jagger se estaba hospedando en La Guitarra, que ya todo estaba arreglado para la entrevista, que solo necesitaba que yo dijera que sí, bajo las condiciones que ella y el amigo hipster tenían que estar presentes, que el tipo solo tenía una hora, que tenía que ser esa misma noche, que nos esperaba a las 10.

***********************

Mick Jagger nos recibe en su habitación en La Guitarra, que más bien es una cabaña de ladrillo visto, con una pequeña cama matrimonial cubierta con una colcha o cubrecama de añil, dos mesitas de noche a cada lado y una mesa-escritorio con un plasma sobre ella. Alejandra, el hispter y yo nos sentamos alrededor de esta mesa, Mick se queda sentado a la orilla de la cama casi en posición de loto. Solo lleva puesto un pantalón blanco de manta o lino o vaya ustedes a saber de qué material, no soy bueno para eso, y un collar de conchas de esos que venden en El Tunco con una estrella de mar que cae sobre su pecho bronceado e increíblemente joven. Sí, este Mick Jagger está joven, quizás en sus tempranos treinta. Tiene una Pilsener de esas de medio litro en una de las manos, un Marlboro rojo se consume en la otra. Sonríe sin decir palabra desde sus labios gruesos que han cantado millones de veces. Nos mira con simpatía a los tres allí, sin saber qué decir. Yo decido que no voy a perder tiempo dándole rodeos a la cosa y le lanzo la pregunta que desde hace varios meses viene dando vueltas en mi cabeza:


– Señor Jagger…
– Hey, dime Mick

– Mick, ¿Cómo es posible que cientos, miles de veces hayas cantado You Can’t Always Get What You Want y ahora nos vengás a decir que Dios te ha dado todo? ¿Cómo es posible? ¿No es un tanto contradictorio e irresponsable de tu parte?

Él solo sonríe, claro, no se la esperaba. Sigue sonriendo mientras le da otro sorbo a su Pilsener, mientras se acomoda en la cama, mientras mira la estrella de mar en su pecho.

– Querido amigo, el pensamiento puede evolucionar a otras partes…

– Pero, Mick, en un arrebato de inspiración poética yo le recité esa canción a una mujer entre sábanas y whiskys. Entre olores prematuros a sexo le dije "Vos sos lo que quiero, ¿me entendés?'– 

– ¿Y ella qué te dijo?

– "Qué fuerte lo que acabás de decir". Solo eso dijo, "qué fuerte"... ¿Y ahora esperás que vaya y le diga que era mentira, que Dios le va a dar todo? ¿Cuando yo ni siquiera creo en Dios y ella tampoco?

– ¿Y todavía están juntos?– Pregunta Mick, un poco incrédulo.

– No, no estamos juntos y nunca más lo vamos a estar, está casada.

– Entonces ¿cuál es el problema?, no es como que tengas que darle cuenta de tus palabras ahora.

No, no es como que tenga que darle cuenta de mis palabras, le digo. De hecho, ya ni siquiera me importa, agrego. Ella, pues. La dejé atrás entre todos los números y las exes. Ya ni siquiera me dan ganas de contestarle los mensajes cuando esporádicamente me escribe para ver cómo estoy. Pero no me gusta ver mis palabras, basadas en letras de canciones, cuestionadas de esa forma. Chill out, me dice, que ella ya ni siquiera se debe acordar de eso. Y agrega:

– Crazy you said, it's all in your head. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario