Cuando la música se convierte en inspiración
Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.
Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?
[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]
20160314
De coronas y despojos
(Relato inspirado en Miss Sarajevo de U2 y The Passengers)
Que hay un tiempo para todo le había dicho esa canción.
Y ella se recordaba a sí misma, ¿de cuántos? ¿16 o 17 años? Subida en la tarima del pueblo con su corona y vestido verde de tirantes en una ceremonia que le dijo, con una vergüenza algo temprana, que algo podía haber en esa cara y en ese cuerpo...
–En esos ojos lindos, pero tristes–,
Que se fueron preparando para toda clase de actuaciones en la vida. Como esa misma noche, subida en la tarima, saludando con la mano temblorosa de su adolescencia y la no consciencia -todavía no- de su cuerpo, de esas piernas tan flacas que había odiado toda la vida, de su trasero plano, del vestido que colgaba de ella como de un gancho. Y sus zapatitos negros de tacón no tan alto. Y su mamá, aplaudiendo orgullosa desde allá abajo.
Que hay un tiempo para todo, pero qué iba a saber ella, con las flores rojas entre los brazos, del poder que podría tener con su mirada, con ese par de ojos lánguidos languideciendo, qué sabía de cómo habría que batir las pestañas para lograr, para lograrse, qué sabía de cuántas veces iba a mirar a alguien así, así con el rimmel corrido por el agua de la piscina y la madrugada colándose por alguna parte. Que hay un tiempo para todo, pero qué iba a saber, qué iba a saber ella, niña sin curiosidad y sin malicia, como decían las tías, siempre con un libro a media noche, siempre con una libreta debajo del colchón...
Qué iba a saber de cuántas veces en la vida tendría que desprenderse, de coronas, flores, miradas, palabras, despojos...
¿Cuántas veces?
Mírenla, allí viene, dicen unos cuántos bichos, mirones como en todos los pueblos, cuando la ven bajar de la tarima. Mírenla allí viene, repiten.
Pero no viene. Se va.
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