Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160317

"Miss Sarajevo" —U2 ft. Luciano Pavarotti


     Los ojos de la señorita eran de un color azul amargo. Los recuerdo muy bien porque cada vez que su mirada se fijaba en la mía era como morder la semilla de un mango tierno. Pero esta primera descripción es solamente una distracción. Bien sabré yo que las primeras impresiones son solamente espejos de las locuras que guardamos en la mente y en el corazón. Era tan profundos ese par de ojos que tuve que entrenarme durante varias noches para poder adentrarme en ese azul profundo. Cuando por fin logré mantener la mirada firme, no encontré nada de amargura. Encontré un misterio gigantesco y ululante. Cada abrir y cerrar de ojos era como el aleteo de un búho. Una persecución voraz donde siempre que perdía la batalla, en lugar de demostrarme débil y bajar mi mirada tal como ella lo deseaba, yo estallaba en carcajadas. “Es imposible hacer un serio contigo”,  reprochaba y como un cielo atormentado, cerraba esa fuente maravillosa de vida y de misterio que eran sus magnificos ojos. Por más que intentaba hacerla reír con cuentos tontos, chistes y alguna que otra cosquilla, una vez se encerraba en su capricho no lograba adentrarme en esas fuentes azules de vida hasta que ella me lo permitiera. No sé como lo hacía pero lo que una vez parecían cálidas lagunas de agua viva se convertían en una férrea bóveda oscura, privándome de los más amables tesoros que tan pocas veces compartía conmigo. Aún así, la amaba. Amaba sus caprichos. Amaba su silencio. Amaba esa locura de hablar con la mirada en lugar de las palabras. Amaba los secretos que sus ojos resguardaban.

     Los secretos que la señorita escondía los supe seis meses después de nuestro último juego a las escondidas. “Serios”, diría ella. “Escondidas”, diría yo. ¿Cómo iban a ser serios si siempre me estaba riendo? Nunca me dio la razón y tampoco anhelaba tenerla. Para ese entonces ya había entendido yo que es imposible razonar con cierto tipo de mujeres cuando creen firmemente tener la razón. La señorita  era una de ellas. Luego de haber comprendido —y aprendido—muchas cosas sobre la señorita, como que sus pestañas no eran pelos sino que alas gigantescas de búhos legendarios, que su hermetismo no era del todo un capricho sino que resultado de un misterio inalcanzable, que su color favorito para pintarse las uñas era el rosado Barbie y que tomaba té de manzanilla con media cucharadita de azúcar, siempre lograba perderme en la profundidad de sus ojos azules. Tan claros, tan frescos, tan… transparentes. Ella nunca lo supo. Yo nunca se lo dije. Pensé que era parte de un juego, ya saben, como parte de una amistad de esas que se consolidan en el silencio de las cosas no dichas, de esas que se atragantan con besos reprimidos y suspiros en la cama vacía mientras las noches, ya saben, incitan a auto saciarse el sofocante calor del deseo. Una de esas noches, luego de una vana conversación por Messenger, terminaron todos los juegos, los serios y los secretos.
     “Me voy a casar”, escribió en un mensaje amargo. 
     Si, amargo, como esa primera impresión que por tanto tiempo tuve de ella y de su mirada. Letra a letra me voy dando cuenta que cuando la vida me golpea de forma inesperada, el mundo se me vuelve amargo. 
     ¿Por qué?, me revolcaron internamente las tripas. ¿Por qué después de tantos silencios tiene que quebrarlo de esa forma tan siniestra e impersonal? 

(   (  (  ( ( M e v o y a c a s a r ) )  )  )   ) 

     Así, una por una se separaron las palabras como garras de una bestia rapaz, destrozando cada fibra de mi fragilidad. Todavía ningún emoticon logra expresar ese sabor amargo que explotó en mi corazón. 

     “?” 

     …la señorita está escribiendo un mensaje…

     …la señorita está escribiendo…
      …la señorita está…
      …la señorita…

La señorita jamás volvió a escribir mensajes.






DA20160316



      

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