Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160115

Amir y El Ojo



Relato Inspirado en
Under Pressure de David Bowie y Queen


Amir entró a la cámara con cuidado, le daba miedo poner los pies en un lugar tan sagrado. Pocos como él podían atreverse siquiera a asomarse. Había algo en el aire que lo ponía nervioso. No sabía si eran los cánticos, el incienso o el constante murmullo de los monjes recitando los nombres de los viejos reyes. Había poca luz, pero la suficiente como para poder ver el movimiento de sus pies. Respiró profundamente para sentirse vivo. Su nariz no lo engañó: a lo lejos sintió un suave olor a flores de altar y más cerca, casi pegado a su nariz, el penetrante perfume del incienso, con su dulzón rastro a madera quemada a fuego lento. El suelo de madera pulida crujía a cada paso y solo pedía que esto no fuera el llamado final o un castigo. Que recordara bien, no había hecho nada que llamara la atención de su Regidor. Nunca había tenido ninguna razón para entrar a ese lugar ni hablar directamente con El Ojo. Los Regidores se dedicaban a dar órdenes y repartirlas entre los Pastores como él. Esa mañana había despertado deprisa y no esperaba que fuera para eso,



Justo estaba tomando su ración diaria cuando fue llamado por su Regidor. Era de por sí extraño verlo tan temprano, aun más raro que lo llamara por su nombre y todavía más inusual que le dijeran que El Ojo quisiera verlo en persona. Nunca antes lo habían volteado a ver y de inmediato supo que algo no andaba bien. Con un grito le ordenó levantarse y terminar de comer.

"El Ojo quiere verte. ¡Ya! ¡Es una orden!"



Podía ver la rabia en su cara. "Definitivamente, algo no anda bien", pensó. Luego el Regidor se esfumó antes que pudiera seguir Amir pensando en qué preguntarle.



Lo pasaron por el corredor del templo y rápidamente olvidó que no quería hacer ruido con la madera del piso. A su espalda, una enorme puerta de metal se cerró con estruendo y alcanzó a oír un cerrojo pesado encajando en su lugar.


"Eso es. Ahora sí podemos hablar con tranquilidad." Era la voz de El Ojo. Se oía por todas las esquinas del cuarto y llenaba todo. Podía sentir cada gota de sudor en su frente. Se sintió pequeñísimo, no era nadie para estar allí.



"Amir. Entra. Pasa."

Amir balbuceaba. Era una mezcla de admiración y terror.

"Eehh.. Sí señor. ¡Señora! ¡Señor!" Así era como le habían enseñado a dirigirse a sus superiores. No sabía si El Ojo tenía género. ¿Era hombre o mujer? ¿Qué o quién era El Ojo? No sabía. ¿Para qué lo querría? No sabía.

"¿Me necesitaba?"

El Ojo ignoró la pregunta.

"Serás el nuevo Regidor de tu clan. Tu Regidor ha sido enviado a otro lugar donde pueda servir mejor."

Amir no lograba contener su asombro. Finalmente, logró escupir la pregunta: "¿Por qué? ¿Por qué yo?" Hubo silencio un momento.

El Ojo logró mostrarle a Amir una imagen en su mente. El anterior Regidor trasegaba información con otro clan. Era un espía. O al menos eso le pareció, porque lo logró escuchar sonido alguno. Eso pareció haber pasado durante las celebraciones de la Reconciliación. 

Tragó saliva y se atrevió a decir: "El Regidor mentía." Siempre había tenido un don especial para encontrar personas difíciles y saber qué las hacía vulnerables. No era un guerrero, sino un buen observador. Defenderse era algo que había tenido que aprender a la fuerza. De otro modo, no hubiera podido sobrevivir entre sus siete hermanos y hermanas.



"Es por eso que tu antiguo Regidor no es de mi confianza. Has sabido llevar a tus rebaños a buen destino y reportar todo. Sabrás mantenerme bien informado, aun de aquellas pocas cosas que se me escapan y no logro ver. ¿Quién sabe qué más no me contó?"


Hasta ese momento, la conversación había sido monótona. Imaginó que a El Ojo le importaba más que le reportara la verdad y no sus dudosos talentos para arrear ovejas perdidas. Siempre había creído que El Ojo lo veía todo. Supo entonces que había estado equivocado. Escuchó cambiar de tono su voz, sintió como comenzaba a hablar con tristeza.

"Amir."

Lo interrumpió: "¿Qué es todo esto? ¿Usted?"

Hubo de nuevo un silencio incómodo.

 "Solía ser humano."

El corazón de Amir dio un salto. 



"Fue hace mucho tiempo. Solía ser un hombre, como tú. Lleno de vida, llevaba mi mensaje a todos. Tenía un cuerpo de carne y hueso, como tú. Construí una máquina para verlo todo. Sacrifiqué un ojo para eso. Fue mi mayor creación, la fusión perfecta entre arte y ciencia. Vertí mi mente y mis ideas en la máquina para vivir para siempre. Luego vino la guerra, esa competencia entre otros como yo para hacerse notar. La Gran Purga, como te enseñaron. Y ya no solo perdí mi ojo, sino también mi cuerpo. Todo se perdió: la sociedad que amaba en mis tiempos, los colores originales del mundo, las canciones de nuestros abuelos, las verdades que todos llevábamos escrita en la piel, mi ojo que veía las cosas de afuera. Solo me quedé con el ojo que ve las cosas de adentro. Es por eso que necesito que todo lo que me reporten sea verdad. ¿Entiendes la urgencia ahora?"



Amir suspiró y preguntó de nuevo. "¿Y para qué necesita saber tanto de todo?" Sintió que la pregunta era tosca, pero cumplía son su propósito.



"Eso es más simple. Es sencillo. Es para ayudarles a reconstruir este mundo."


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