Cuando la música se convierte en inspiración

Cuando la música se convierte en inspiración y la inspiración se transforma en historias es cuando nace Non-Girly Blue.

Somos un experimento literario conformado por mujeres amantes de las letras y la música. Cada quince días nos alternamos para recomendar una canción sobre la cual las demás non-girly blues soltamos la imaginación y nos inspiramos para escribir... escribir relatos, historias, cuentos, personajes y a veces hasta poemas. ¿Y por qué no pues?

[Publicaciones y canciones nuevas cada quince días]

20160421

La que se negó a morir



Inspirado en Y si Fuera Ella
de Alejandro Sanz




Me esforcé tanto en matarla... Me tomó meses, años, días. No sabía que bajo esa gruesa capa de indiferencia y falsa madurez, todavía respiraba. Bastó arañar un poco la superficie para que volviera a salir.


La enredé en memorias falsas y borré poco a poco los recuerdos al punto que ahora no queda mucho para reconstruir la escena de nuestra despedida. Hice de todo para asegurarme que no regresara: dejé la pluma para cartas reales por siempre en el escritorio, no volvieron a sonar canciones de amor en mi presencia y tiré a la basura los libros con poemas.


La sepulté completamente vestida, con todos sus adioses aun vibrando en sus manos y todas sus mentiras blancas. Le cavé una tumba profunda, hecha con paciencia y dedicación. No fue algo repentino. Fue todo premeditado, planeé con suficiente tiempo y de antemano busqué la forma de llevar ese luto que estaba anticipando mientras calculaba el tiempo que le faltaría de vida. El detonante fue ver cómo reaccionaba a lo irreparable. Cuando me dí cuenta que lloraba, mintiendo y diciendo que estaríamos juntos por siempre, supe que debía morir. Sabía que ella creía firmemente en que todo duraría por siempre al principio, pero a medida iban pasando los años, ella mentía por mí. Yo sabía que las cosas no iban por buen camino y ella salía siempre al paso, asegurándole que todo iba a estar bien, que estaríamos siempre juntos. No me dejaba hablar. Ella: la romántica, la mentirosa, la cobarde, la débil, la ilusa, la ingenua, la que siempre tenía un abrazo lleno de perdón. No me dejaba progresar.  No me dejaba terminar algo que ya no tenía razón de ser. Me dolía el solo hecho de estar allí, de respirar, de ver el sufrimiento que ella causaba. Lo más generoso hubiera sido cortar con todo de raíz y temprano, pero ella todo lo alargaba con su permanente ilusión de un 'felices para siempre'. Para mí, eso era un motivo válido para que ella dejara de existir.


Nadie más que él y yo lloramos su muerte. A su ausencia los demás la llamaron "crecimiento", yo la llamé "alivio". No volvería  a extrañar sus sollozos. Por fin pude decir la verdad sin remordimiento, pude dejar de lamentarme por todo lo perdido y logré construirme un pasado nuevo. Reescribí todo cuando ella se fue. Aprendí a hablar sin las metáforas que construía en mi cabeza, a mantenerme firme por fuera mientras me derrumbaba por dentro y eso me ganó el respeto de quienes me veían tan entera aun en esos momentos de duelo. Me convertí entonces en la fuerte, la admirable, la valiente, la fría, la decidida, la vacía, la que sale adelante. El tiempo se dedico a irla borrando de mi memoria. Viví tranquila y sin pensar en ella después de algunos meses y por primera vez en años logré dormir una noche entera sin estar revolviendo recuerdos o recreando conversaciones que terminaban en promesas, más mentiras piadosas o más dolores. Creí que había desaparecido por fin de mi vida y fue justo esta mañana que la sentí asomarse en una lágrima. Volvía en mis lágrimas, en ese temblor de labios y en esa confusión mental que llevaba una eternidad sin ofuscarme.  



Verá doctor, ella no tiene que estar viva. Yo la maté, la maté y revivió. Es esa yo de veintidós años que revive, la que había enterrado en mi cabeza. Por favor ayúdeme a matarla de nuevo, que no quiero sentir, no quiero conmoverme, no quiero recordar. La maldita regresó cuando escuché esa canción, cuando sonó la voz de ese hombre deshaciéndose en gemidos flamencos casi llorando de amor. Por favor, doctor... Ayúdeme a no volver a sentir.

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